La Seda de Barcelona, suspendida en Bolsa tras rendirse al concurso de acreedores

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La Seda de Barcelona, suspendida en Bolsa tras rendirse al concurso de acreedores

Las negociaciones entre empresa y acreedores no han dado el fruto esperado. La Seda de Barcelona ha tenido que rendirse a la fragilidad de sus cuentas y finalmente ha solicitado el concurso voluntario de acreedores para evitar la intervención judicial. Los especuladores que esta misma mañana volvían a calentar las acciones de la catalana se han topado con la suspensión inmediata del valor en Bolsa.

La falta de acuerdo entre sus prestamistas para refinanciar los 235 millones de euros de un préstamo sindicado cuya amortización se hacía imposible dada la debilidad del negocio en La Seda ha tenido el peor de los finales previstos por el mercado. La prórroga que los acreedores habían concedido a la compañía hasta fin de mes parece haber resultado insuficiente para acercar posturas en un sindicato de bancos prestamistas cada vez más dividido entre los partidarios del ‘fondo buitre’ Anchorage y los seguidores de los accionistas mayoritarios de BA Vidro, entre las que fuentes del mercado sitúan a las entidades financieras lusas Caixa Geral y BCP, que habrían sentenciado la solicitud concursal.

El montante total de deuda del grupo químico barcelonés asciende a 646,037 millones de euros, según las cuentas presentadas por la propia compañía para el primer trimestre del año. Una abultada partida contra la que la directiva de La Seda ha querido blindarse ante la posibilidad de que alguna entidad acreedora rompiera el compromiso de espera ante la falta de avances entre los ‘buitres’ estadounidenses y los inversores lusos -que hace sólo unos meses abandonaban la presidencia de la firma- junto a sus entidades financieras compatriotas.

La petición de ayuda ni siquiera se ha aguardado a la fecha de la próxima junta de accionistas, prevista para el próximo 26 de junio y que se preveía clave para el devenir de la cotizada. En el hecho relevante que la sociedad ha remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que de inmediato decretaba su suspensión se podía leer que “el proceso de reestructuración de la deuda, imprescindible para garantizar la actividad de la sociedad, se encuentra bloqueado” debido a que “ninguna de las propuestas de refinanciación de la deuda ha alcanzado, hasta la fecha, el nivel de apoyo y consenso necesario”.

Ante estos enunciados, el pulso entre BA Vidro y Anchorage se tensa más que nunca. Los primeros proponen una ampliación de capital de 40 millones de euros que, además de salvar la compañía de la quiebra, les hubiera permitido reforzar su peso de control en el capital social de la catalana a precio de ganga. Los segundos, optaban por una conversión de deuda en acciones que, pese a no haber registrado ningún voto en contra, no ha alcanzado la aceptación mínima del 75% de los prestamistas que requiere la ley para proceder a un movimiento de este tipo.

Por si fuera poco, el consejo de administración de La Seda ha mostrado su interés en blindar las filiales internacionales de la compañía contra cualquier reclamación de pagos. En este sentido, las peticiones de concurso para sus filiales en Marruecos y Turquía son ya inminentes. Cabe recordar que su marca en Grecia fue desmantelada hace sólo unas semanas por indicación de Anchorage, según fuentes del mercado. Y es que, los planes de estos pasaban también por un ambicioso troceo y reestructuración de la compañía química hasta hoy cotizada en Bolsa.

Si el juez confirma la situación concursal de la compañía, la vuelta a negociación no tendrá lugar hasta que se supere esta circunstancia. Se convertiría así en la octava compañía ‘zombi’ del parqué madrileño a causa de sus deudas, con miles de inversores -muchos de ellos especuladores y oportunistas- atrapados en su capital. Este lunes, antes de su suspensión, cambiaban de manos 55.717 ‘sedas’ con alzas de hasta el 7%. Credit Suisse lideraba las compras y Banco Sabadell, las ventas.

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