Las últimas dudas en torno al futuro de la Eurozona esta vez no pesan sólo sobre los periféricos. Este miércoles, Alemania se ha visto obligada a ofrecer nueve veces más rentabilidad en sus bonos a dos años que en la última subasta de este tipo para atraer una demanda que ni siquiera ha sido capaz de asumir todo el papel que se preveía emitir.
En la subasta celebrada hoy, el Tesoro alemán ha tenido que asumir los costes más altos desde el pasado mes de febrero para colocar deuda a dos años. En concreto, los inversores han exigido una rentabilidad del 0,180% a los bonos Schatz, como se los conoce en jerga financiera, frente al 0,020% al que aceptaron quedárselos en cartera en la anterior emisión, celebrada el pasado 15 de mayo.
Para mayor inri de las arcas públicas germanas, tan sólo se ha conseguido encontrar dueño para papeles de deuda por 4.039 millones de euros, cuando se aspiraba a colocar un máximo de 5.000 millones de lo que en verdad era una segunda vuelta a la emisión abierta a mediados de mayo. Una circunstancia que los expertos explican en una decisión para evitar colocar más pero a precios más próximos a los del pasado febrero, cuando los ‘Schatz’ alcanzaron en el mercado primario el 0,21% de rentabilidad.
Uno de los estrategas de Rabobank, Lyn Graham-Taylor, ha comentado con The Wall Street Journal que “a pesar de la volatilidad actual, en el mercado sigue habiendo demanda de papel alemán”, que sin embargo no se queda ajeno a las dudas sobre las tímidas medidas de estímulo impulsadas por el Banco Central Europeo. En este sentido, la tensión que han generado las disquisiciones del Tribunal Constitucional de Alemania sobre la legalidad del programa de recompra de bonos del emisor europeo parecen haberse vuelto hoy en contra de los intereses germanos.
Sin embargo, los magistrados de Karlsruhe no son el único quebradero de cabeza para los inversores de la Eurozona en los últimos días. La posibilidad de que la banca española necesite una nueva ronda de recapitalización a cuenta de las arcas públicas de Bruselas, los últimos recortes impuestos por ‘la troika’ en Grecia y las dudas sobre el mantenimiento de los estímulos de la Reserva Federal en EEUU y el Banco de Japón en el archipiélago asiático ponen las cosas difíciles a los países de la Eurozona a la hora de emitir deuda.
A las dificultades de Alemania por colocar bonos a los precios deseados pese a una demanda que ha duplicado el importe finalmente colocado, se han sumado también las de Italia. En el país transalpino se han emitido letras a un año a tipos del 0,962% frente al 0,703% de la última colocación de este tipo.
Desde el pasado mes de marzo, todas las subastas celebradas con vencimiento a 12 meses habían marcado tipos decrecientes. Una buena racha que se ha visto interrumpida para poder encontrar dueño a papeles por 7.000 millones de euros que, en cualquier caso, son un balón de oxígeno para Roma si se compara con el 4% que tuvo que pagar en repetidas ocasiones durante el convulso verano de 2012.