Realia se convierte al término de este mes de mayo en blanco de los inversores más oportunistas. La inmobiliaria ha conseguido que sus bancos acreedores no le reclamen pagos hasta el próximo mes de septiembre y la avalancha de órdenes de compra ha dado lugar a alzas de hasta el 14% para su volátil cotización.
Con esta prórroga ya van tres para Realia. En la última ocasión, el pasado mes de marzo, los prestamistas de la ‘ladrillera’ la dieron tiempo precisamente hasta este cierre de mayo para redactar una propuesta de pagos que fuera de su agrado. Ya entonces se anunciaba la confianza en alcanzar “a lo largo de las próximas semanas” un acuerdo definitivo “teniendo en cuenta el estado de las negociaciones”. Tres meses después, el objetivo de aplazar pagos por tres años que persigue la compañía sigue sin convencer y el nuevo aplazamiento, dicen los expertos, realmente entraña pocos motivos para la celebración.
Quizá atendiendo a esta gélida percepción, el brusco rebote de la compañía en Bolsa se reducía a poco más del 0,8% a una hora para el cierre de mercados. Una horquilla de precios que, sin embargo, dejaba en bandeja un negocio redondo para los más duchos en la especulación a corto plazo que vendían caro a primera hora y apenas unas horas podían recomprar sus acciones mucho más baratas.
Dada la falta de solución que después de dos prórrogas sigue teniendo la refinanciación de la deuda de Realia, la promesa de la propia compañía de que “teniendo en cuenta el estado de las negociaciones, entiende que este nuevo plazo será suficiente para cerrar los contratos con las entidades acreedoras” no ha conseguido ganarse la confianza del mercado. Un mercado que, por otra parte, ya especula con que lo que realmente se dirime en la mesa de negociaciones de la filial de Bankia (28%) y FCC (30%) sea la dación en pago de inmuebles y suelos para evitar la quiebra por falta de liquidez.
En este sentido, la propia FCC y el conocido como ‘banco malo’ -heredero de algunos préstamos a la inmobiliaria concedidos por otras entidades- ya han mostrado su disposición a canjear deudas por acciones de la compañía. Se da la circunstancia de que, a diferencia de lo ocurrido en rivales como Reyal Urbis, sus activos tienen un valor mayor que el agregado de toda su deuda. En otras palabras, en ésta no hay agujero patrimonial pero sí una acuciante falta de liquidez a causa de la atonía del sector en España, donde se concentra la mayor parte de su negocio.
Las voces más críticas con el aplazamiento anunciado hoy van incluso más allá. Algunos gestores consideran que los bancos se han tomado este verano de descanso a la espera de ver si finalmente el Ministerio de Economía los obliga a provisionar las refinanciaciones de deuda. Mientras tanto los 847 millones de euros de pasivo asociados a su negocio residencial seguirán pesando sobre el tejado de una compañía que apenas vale 183 millones de euros en Bolsa.
Este viernes, la noticia daba lugar a un volumen de negociación superior al millón y medio de títulos, cuando lo habitual es que no cambien de manos más de 670.000 acciones de Realia. Del lado de las compras, los gestores que más ahínco demostraban eran BBVA, Interdin Bolsa y UBS. Al otro lado de la ventanilla, Morgan Stanley, Bankia y Sabadell acumulaban los saldos netos vendedores más abultados.
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