La semana que termina no ha sido precisamente dorada para los bajistas. Y la causa de su fiasco en la Bolsa española tiene nombre propio: Mario Draghi. El presidente del Banco Central Europeo reconoció ayer que en la entidad se debate ya sobre una posible rebaja de tipos en la Eurozona, regalando al parqué madrileño unos últimos compases de negociación de vértigo.
Ante la posibilidad de que el precio oficial del dinero caiga por debajo de su mínimo histórico del 0,75% en el que está congelado desde hace meses ha hecho saltar por los aires los planes de muchos inversores de perfil especulador, que aguardaban un comienzo de marzo teñido de rojo en el Viejo Continente, comentan varios gestores de carteras. Y es que, la puerta abierta a esta medida se entiende como un guiño a las economías más dañadas de la Eurozona, especialmente las periféricas, entre la austeridad imperante.
Para ayuda de Draghi, este mismo viernes la locomotora económica mundial ha sorprendido al mercado con una cifra de nuevas nóminas que no barajaban ni las quinielas más optimistas. El pasado febrero se crearon en EEUU 236.000 nuevos puestos de empleo, cuando el consenso de los expertos no veía posible más que 160.000 en el mejor de los casos. Una confirmación, han querido leer algunas casas de análisis, de que las políticas expansivas como el ‘QE3’ de la Reserva Federal estadounidense dan fruto y que, por tanto, dejan más cerca la reducción de tipos a esta orilla del Atlántico.
Si el rebote ha sido notable en todos los periféricos, más aún lo ha sido en la Bolsa española, que parece querer desvincularse de las incertidumbres políticas que aún pesan sobre Italia. Su indicador por antonomasia, el Ibex 35, ha pasado de abrir la semana en 8.187 puntos a tocar este viernes los 8.600, una cota que no veía desde el amable ‘rally’ de Año Nuevo arropado por la vuelta del apetito inversor por activos de cierto riesgo. En términos porcentuales, el rebote -que además se ha construido con la pujanza de la mayoría de cotizadas- ha sido del 5%. Mal negocio para los ‘cortos’ que han plagado el parqué desde que recuperaron la libertad de movimientos el pasado febrero.
En esta semana poco amable para los bajistas, la peor parte se la han llevado los inversores en algunas series de turbowarrants. El negocio que se prometían cuando los bancos franceses Société Générale y BNP Paribas lanzaban al mercado estos derivados se ha esfumado hoy con la conquista de los 8.500 y los 8.550 puntos por parte del Ibex 35. Buena cuenta de este negocio fallido se daba a través de un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores en el que Société informaba de su vencimiento anticipado y su pérdida completa de valor, así como de su consecuente exclusión bursátil. Una retirada que llega una semana y tres meses antes, respectivamente de su vencimiento.
Los warrants son un producto derivado de inversión similar a las opciones, que dan a su tenedor el derecho de comprar (warrant call) o vender (warrant put) un determinado activo subyacente a un precio y fecha futura de vencimiento determinados de antemano. En el caso de los turbos como los anteriores, este derecho se pierde de forma automática cuando el activo de referencia pierde (call) o sobrepasa (put) el precio pactado. El ‘efecto Draghi’ y la confianza que ha inyectado un Dow Jones neoyorquino en máximos no vistos desde el estallido de la crisis han aguado la fiesta a los ‘cortos’, al menos por esta semana.