La economía francesa creció un 0,1% en el tercer trimestre del año gracias a la recuperación del consumo interno y al buen comportamiento del sector exterior, lo que puso fin a la serie de tres trimestres consecutivos de estancamiento o descenso. El dato, no obstante, es peor que el que se esperaba. El Cac 40, el principal indicador de la Bolsa de París, reacciona con un leve descenso del 0,15%. El sector financiero es el más penalizado.
El crecimiento de la economía francesa es una décima inferior a la que avanzó el Instituto Nacional de Estadística (INSEE) en su anterior previsión, cuando la había situado en un 0,2 %.
Tras haber caído un 0,2 % en el trimestre anterior, el consumo interno retomó aire y subió un 0,2 %, lo que compensó la caída del capital bruto, que decreció un 0,3 % tras haber subido un 0,4 % entre abril y junio.
En total, la demanda interna contribuyó con dos décimas al crecimiento del PIB, una más que en el segundo trimestre. El sector exterior invirtió la tendencia del segundo trimestre y contribuyó con tres décimas a la economía, tras haber sufrido una contracción del 0,4 % en el trimestre anterior.
Las importaciones cayeron un 0,5 % después de haber subido un 1,6 %, mientras que las exportaciones progresaron un 0,6 %, tres décimas porcentuales más que entre abril y junio.
El único punto negativo fueron las variaciones de los productos almacenados por las empresas, que contribuyeron negativamente a la actividad en un 0,4 %, mientras que en el segundo trimestre había aportado un 0,2 % al PIB.