La Bolsa de Nueva York ha registrado su cuarta caída semanal consecutiva, el declive más largo en quince meses, debido a la crisis de deuda europea. La preocupación aumenta cada vez más, eclipsando incluso las previsiones del G-8.
En concreto, los líderes de este grupo creen que un fortalecimiento de la economía ayudará a las naciones a reducir su deuda. Una noticia a la que los inversores del S&P 500 respondieron con la venta de los valores que menos dependen del crecimiento económico, como la atención sanitaria, los servicios públicos o los fabricantes de productos para el hogar.
Aunque la preocupación por la crisis de deuda del viejo continente sigue lastrando las operaciones de la Bolsa de Nueva York, los datos macro que se han conocido a lo largo de la semana, más débiles de lo esperado en la mayoría de los casos, también han mermado la confianza de los inversores, que creen que la recuperación económica de EEUU se ha desacelerado.
En el terreno corporativo han destacado AIG y Tiffany. AIG se desplomaba después de que el Tesoro de EEUU vendiese 200 millones de acciones, aunque todavía mantiene una participación mayoritaria. Por su parte, Tiffany alcanzaba su mejor cota desde su salida a Bolsa en 1987 tras mejorar sus pronósticos para el presente ejercicio.