La Reserva Federal (Fed) debe mantenerse alerta. Así lo afirman cada vez más expertos que ven en la creciente rentabilidad de los bonos a largo plazo estadounidenses la llegada de una inflación difícil de controlar.
El rotativo financiero The Wall Street Journal informa, por ejemplo, de que la rentabilidad de los papeles soberanos a 10 y 30 años ya ha superado las cifras registradas la pasada primavera.
Los bonos a diez años de EEUU ya ofrecen al inversor un 3,5% de rendimiento y los de treinta años más de un 4,7%. Y muchos esperan que los números no se detengan en estos dos semáforos psicológicos.
Según el columnista Mark Gongloff, del periódico neoyorquino, un aumento prudente de la rentabilidad en el largo plazo era síntoma de recuperación económica. Sin embargo, tras la aceleración de esta curva, muchos inversores se encuentran preocupados ante lo que esto pueda significar. Por ejemplo, que la Fed subestima las presiones inflacionarias y que no tiene pensado intervenir.
Sin embargo, según datos citados por Bloomberg, la institución ha incrementado su compra de bonos del Tesoros en los últimos meses. El pasado mes de enero adquirió un 40% de los papeles emitidos, mientras que en diciembre fue un 20%.
