ArcelorMittal pone fin a su presencia en Rusia

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ArcelorMittal pone fin a su presencia en Rusia

Arcelor Mittal

La compañía líder del sector acerero ha vendido dos minas de carbón en la zona de Kuzbass. Sus fábricas de Ucrania ahora se abastecerán desde Kazajistán. ArcelorMittal ha puesto punto y final a su presencia en Rusia. La compañía líder mundial en producción acerera ha vendido el último activo que le quedaba en el país porque asegura que sus fábricas en Ucrania ya no necesitan el carbón siberiano que hasta ahora consumían.

En un escueto comunicado remitido a los supervisores de los mercados europeos en los que sus acciones cotizan, ArcelorMittal ha explicado que ha vendido las dos minas de carbón que hasta ahora poseía en la Cuenca de Kuznetsk (Kuzbass, por su acrónimo en inglés), en la región siberiana de Kémerovo.

La cotizada no ha explicado muchos detalles de la operación, tan sólo que el comprador ha sido la Compañía Petrolera Nacional Rusa (NTK), de la que destaca que es “un importante empleador en la región”. Asimismo, el consejero delegado de la división de minas del grupo, Bill Scotting, ha explicado que la venta “sigue una revisión estratégica de activos” en cartera después de que los hornos de las fábricas de la firma en Ucrania hayan comenzado a abastecerse de carbón de Kazajistán.

Las dos minas situadas en Berezovskaya y Pervomaskaya producían 1,8 millones de toneladas de carbón en el momento de su compra, en el año 2008. Actualmente, según los últimos datos operativos disponibles correspondientes al ejercicio 2013, su rendimiento había caído hasta las 677.000 toneladas anuales. La compañía nacional se queda con estas dos instalaciones, que en su día fueron adquiridas por ArcelorMittal a la rusa Severstal por 652 millones de dólares, unos 561 millones de euros al tipo de cambio actual.

A los analistas no se les pasa por alto que la venta se ha producido en un momento de especial complejidad para la economía rusa. Moscú sufre el fuerte debilitamiento del rublo a la par que capea los embargos impuestos por la Unión Europea y otras economías occidentales por la anexión de la ucraniana Península de Crimea. Por si fuera poco, la más reciente caída de precios del petróleo suma apuros a las arcas públicas de la Federación.

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