Este sistema integra un circuito que permite ejecutar todo tipo de funciones electrónicas. Su misión, sobre todo, será ser utilizado para aplicaciones médicas tecnológicas, como sistemas de monitorización y tratamiento de pacientes crónicos. Pretende ser, según publica El País, una nueva generación de pantallas para móviles o tabletas, además de diseñar células solares mejoradas.
Martin Kaltenbrunner y sus colegas de la Universidad de Tokio acaban de inventar este sistema, que puede adaptarse a un modelo tridimensional del paladar humano y funcionar allí como un preciso detector táctil. Su composición, con un tejido fino y ligero como una pluma, le permite ser flexible, irrompible y del tamaño de la palma de la mano. Su peso es tan ridículo que puede flotar en el aire como una pluma y funciona bien incluso cuando hay humedad y calor.
El nuevo ‘circuito-pluma’, si fuera posible mirarlo de canto, resultaría literalmente invisible para el ojo humano. Los creadores han asegurado que sus costes de fabricación son bajos y que la ‘electrónica imperceptible’ que presenta “puede ser, en el futuro, tan común como es hoy el film de plástico de la cocina”, declaró Kaltenbrunner.