Los hermanos Castro se juegan mucho con el nuevo Papa Francisco. De quién esperan que siga con la línea mantenida hasta ahora por el Vaticano desde que Juan Pablo II inició el deshielo. Tal vez por eso, por segunda vez desde el triunfo de la Revolución, el viernes santo va a ser festivo en Cuba.
¿Qué hará Bergoglio? Presumiblemente adoptar una posición continuista en las relaciones entre Roma y La Habana, cómo hizo su antecesor directo Benedicto XVI, en paralelo con el aumento de la importancia de la Iglesia Católica en el tablero político cubano y en los movimientos sobre su futuro.
Incluso hay quien apuesta por un Francisco dispuesto a ir aún más lejos. Sobre todo por el papel decisivo que la Iglesia estadounidense tuvo en su elección, según se asegura en las crónicas apócrifas del cónclave.
Además, cada vez parece más evidente que el cardenal de La Habana, Jaime Ortega, tendrá mucho que decir en esta nueva etapa. Y por si alguien lo dudaba, el pasado sábado en la misa Crismal, el obispo cubano reveló como había sido la intervención de Bergoglio en las Congregaciones Generales previas al cónclave que, según se dice, propiciaron su nombramiento.
Y no lo hizo de memoria. La agencia Zenith cuenta que Ortega tenía una nota manuscrita por su colega argentino. Por lo visto, quedó tan impactado que se la pidió para conservarla primero y se puso luego a la tarea para que ese mismo cardenal Bergoglio se convirtiera en Papa.