Lágrimas de cocodrilo norcoreano

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Lágrimas de cocodrilo norcoreano

Que me perdone Rajoy, pero si ayer se me quedó una imagen grabada en la retina no fue la de sus discurso de investidura, a pasar de que nos anuncie más recortes y nos quite los puentes festivos, sino las lagrimas que soltaban ayer los norcoreanos por la muerte de su dictador.

Y es que ver llorar así a moco tendido a personas hechas y derechas que se desmayan por las esquinas por la muerte de un tirano me llama mucho la atención pero mucha más si se trata de un régimen tan terrible como el de Corea del Norte, “la dictadura más recóndita, incomprensible e incompetente que se conoce desde la última guerra mundial” como explica el editorial de El País.

La explicación de este comportamiento que desde fuera parece ilógico es que estamos hablando de una “dictadura hereditaria” como escribe en portada Abc, y claro está hay que dejar patente la lealtad al padre muerto, Kim Jong-il, para que el hijo sucesor, Kim Yong-un, un joven con aspecto de no ser muy espabilado, no tome represalias al respecto. Que las represalias que puede tomar un régimen comunista como el de Corea del Norte no son del tipo de suprimir el puente de la Constitución.

Y ahora sí, ahora pasamos al discurso de investidura. La Razón y Abc están encantados con él aunque El Mundo le encuentra algunas pegas al presidente como que no precisará los recortes ni cuantificara “cuál va a ser el coste de los incentivos fiscales que va a introducir para reactivar la economía, lo que suscita la incógnita de cómo le van a cuadrar las cuentas al Gobierno, máxime teniendo en cuenta que Rajoy se comprometió”.

El País, todavía lo pone peor: “El candidato anuncia grandes reformas, pero evita precisar las medidas más duras de su mandato”, una advertencia que me pone al borde de las lágrimas pero españolas no coreanas.

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