Precaución amigo conductor…

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Precaución amigo conductor…

Ya está liada otra vez. La pretensión de la Dirección General de Tráfico de reducir el límite de velocidad en las carreteras convencionales vuelve a provocar controversia, por lo menos eso es lo que trata de conseguir la prensa conservadora, consciente de lo impopular que es cualquier medida que nos impida pisar el acelerador -así por las malas, a golpe de prohibición- y habida cuenta de la que se montó cuando se redujo la velocidad en las autopistas.

Pere Navarro quiere que se circule a 90 kilómetros por hora por vías secundarias, en lugar de a los 100 kilómetros actuales, dice que para tratar de reducir el número de accidentes, aunque tan loable objetivo no ha evitado que algunos diarios, los de siempre, se echen las manos a la cabeza.
El Mundo lo interpreta como “más paternalismo en la carretera” –papá Estado prohibiendo a sus chicos correr- además de considerarlo otra improvisación del Gobierno “sin resultados prácticos” y que “tendría mínimo impacto”. Pero es que también Pedrojota lo ve como “otro brindis al sol electoralista” porque piensa que el Ejecutivo ha estado influido por “por el ruido mediático de accidentes como el de Ortega Cano”. Así, como lo leen.

La Razón no llega a tanto en sus acusaciones aunque se pone en plan gracioso y titula: “a la DGT se le ha gripado el motor de las ideas”, en la creencia de que la medida no da respuesta al principal problema de nuestra red secundaria de carreteras que, a juicio del de Planeta, es su mal estado de conservación.

Finalizamos la ronda de críticas a Tráfico con un Abc que coloca a Navarro a la baja por ‘marear’ a los conductores con tanto “cambio y recambio de la velocidad máxima. E ironiza con que “o ha perdido la dirección, o está llevando a cabo, o está llevando a cabo una oculta investigación con los conductores españoles”.

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