Las algaradas callejeras, acoso a Alberto Ruiz-Gallardón incluido, han sido hoy uno de los ejes sobre los que se han montado las tertulias, con atención especial al movimiento 15-M y a las protestas convocadas frente al Parlament catalán.
Sobre este último asunto se centraron en la SER y Antonio Franco reconoció que es “algo muy complicado, difícil, ya que se mezcla el derecho sagrado de los parlamentarios para estar en la Cámara, que es esencial para que funcione el sistema democrático, con el derecho de los indignados a silbarles, aunque esto último no puede obstaculizar la entrada de los representantes políticos”, mientras que Matías Vallés asegura que los indignados están afectados por el síndrome de Túnez: “resolver todo en una noche y esto no es posible”, además de considerar peligroso que pasen de manifestarse a la provocación. En Onda Cero se centraron en la cacerolada al alcalde de Madrid, que se condenó sin matices por considerar un precedente peligroso que se vaya a protestar a casa de los políticos, aunque Joaquín Leguina no ve que haya tantos problemas de tomar las calles como se estaba dando a entender en la emisora, salvo en el caso del País Vasco y José María Calleja dijo ser partidario de no meter a todos los ‘indignados’ en el mismo saco.
Los comentarios más negativos que se escucharon fueron por ejemplo los de Bieito Rubido en la COPE que considera hay “un ambiente de guerracivilismo absoluto” o los de Amando de Miguel en Onda Cero, que insistió en comparar a los indignados con los movimientos fascistas que surgieron antes de la Segunda Guerra Mundial y dijo que lo de ver chabolas en Sol tiene un nombre castizo: “vagos y maleantes”.
