La operación anticorrupción llevada a a cabo por el juez Baltasar Garzón en Cataluña, que se ha saldado con nueve detenciones en Barcelona, entre ellos, el alcalde de Santa Coloma de Gramenet, Bartomeu Muñoz, del PSC, y dos ex altos cargos de Jordi Pujol: el ex consejero Macià Alavedra y el ex secretario general de Presidencia Lluís Prenafeta, es la noticia que manda hoy en las portadas y copa los editoriales.
Hay unanimidad en los diarios a la hora de mostrar su preocupación y pedir a los políticos que se pongan a la tarea de acabar con los corruptos en lugar de echarse las manos a la cabeza. El Mundo denuncia que “la corrupción salpica toda la geografía española, como una fiebre contagiosa de la que no se libra ninguna comunidad ni ningún partido político” y advierte que “la democracia acaba con la corrupción o la corrupción acabará poco a poco con la democracia”. El País alerta que “el chaparrón de la corrupción se extiende como una mancha de aceite por toda la geografía española” y que la consecuencia será “el incremento de la desafección política y de la desconfianza hacia partidos e instituciones”. Y en el mismo sentido se pronuncian La Razón y Abc, al apuntar que está claro que ningún partido está a salvo y que las corruptelas sacuden de forma trasversal a todos los partidos. Y es que este escándalo parece ser la gota que colma el vaso de la paciencia mediática, a pesar de que tanto El País como El Mundo no se han sorprendido de la imputación de las ‘dos viejas glorias’ de CiU, Alavedra y Prenafeta, que ya fueron sido imputados en diversas causas, de las que salieron indemnes, pero que tenían una “turbia reputación” en Cataluña.
El otro asunto en el ‘candelero’ es la guerra por Caja Madrid que sacude al PP y los diarios subrayan que Esperanza Aguirre aceptaría dar la presidencia de la entidad a Rodrigo Rato si Rajoy sanciona con dureza a Manuel Cobo. Pedrojota Ramírez opina que lo lógico sería que el PP separara ambos asuntos: el relevo en la entidad financiera y la respuesta disciplinaria al vicealcalde, ya que “al no hacerlo, da la imagen de que todo se reduce a un simple cambio de cromos”.