En concreto, 501.000 puestos de trabajo están en peligro, y de ellos más de dos tercios desaparecerían en los cinco años anteriores a 2035, según una encuesta realizada a casi 100 empresas para la Asociación Europea de Proveedores de la Automoción (Clepa), lo que dificultaría la mitigación de los “impactos sociales y económicos” causados por el desempleo masivo.
No obstante, se crearían 226.000 nuevos puestos de trabajo en la fabricación de piezas para vehículos eléctricos, lo que reduciría el número neto de pérdidas de empleo a unos 275.000 en las próximas dos décadas.
La Comisión Europea anunció a principios de este año su intención de eliminar el 100% de las emisiones de CO2 de los coches nuevos para 2035. En la práctica, supone la prohibición de la venta de vehículos impulsados por combustibles fósiles después de esa fecha.
Aunque Bruselas no pide que se sustituyan por vehículos eléctricos, fabricantes de automóviles como Volkswagen, el mayor del continente, han descartado prácticamente otras tecnologías, como el hidrógeno.
Clepa, que representa a más de 3.000 proveedores de automóviles, sostiene desde hace tiempo que el uso de tecnologías provisionales amortiguaría el golpe de la transición hacia un transporte más limpio.
“Las necesidades de la sociedad son demasiado diversas para un enfoque único”, ha señalado la secretaria general de la organización, Sigrid de Vries. “El uso de tecnologías híbridas, hidrógeno verde y combustibles renovables sostenibles permitirá innovar mientras redefinimos la movilidad en las próximas décadas”.