En un comunicado conjunto, ambos sindicatos justifican esta suspensión en que la compañía pública postal habría «paralizado» el nuevo plan en las 1.800 unidades de distribución previstas antes del 15 de enero y la «reversión de la medida» en las 200 en las que ya se había implantado.
Los sindicatos convocaron los paros al entender que el nuevo modelo «conlleva una disminución de espacios y personas para dejar paso a la paquetería comercial y rentable de la filial Correos Express, que pretenden que sea atendida con trabajadores subcontratados y precarizados, como ya se hizo en plena pandemia».
Por su parte, la compañía manifestó que la huelga era «injustificada» y negaba que el nuevo modelo de distribución aprobado por la compañía fuese a suponer una reducción de los puestos de trabajo.
A través de un comunicado emitido para valorar la convocatoria de huelga, la empresa pública postal aseguró que el número de empleos en las unidades de reparto se mantendrá igual y que lo que cambia es solo la forma de organización «para ganar en eficiencia».
«Este proceso viene marcado por el aceleramiento de la caída de la actividad postal y la necesidad de adaptar las infraestructuras y los medios para la entrada de nuevos negocios y la consolidación de la paquetería, además de mantener el compromiso firme con la prestación del servicio público de calidad que tenemos encomendado», señala la empresa.