“Todos los factores que afectan a los precios de la electricidad están creando presiones al alza”, señala Hans van Cleef, analista de energía de ABN Amro. Los precios del gas natural han estado cotizando en torno a máximos históricos. El precio del carbón ha alcanzado su punto más alto desde 2008. Además, el precio del EU ETS (régimen de comercio de derechos de emisión de CO2) sigue rondando los 60 euros/tonelada, un nivel que está sólo un 10% por debajo del récord de 65,77 euros/tonelada del 28 de septiembre. “Si a esto añadimos que los rendimientos de la energía eólica han sido decepcionantes este año, y por tanto han creado más demanda de combustibles fósiles, es fácil explicar el fuerte aumento del precio de la electricidad”.
El experto del banco holandés señala que curva a plazo muestra que la mayor incertidumbre se encuentra en los próximos meses. “La cuestión de si habrá suficiente gas disponible en Europa para pasar el invierno, el aumento actual de la demanda de carbón y el efecto de esto en los precios de otras energías, se traduce principalmente en aumentos de precios para los contratos con entrega entre noviembre de este año y marzo de 2022”.
Pero no solo han subido los precios para la entrega de electricidad en los próximos meses. “También los futuros de carga base para la entrega en el año natural 2022, a pesar de la reciente bajada, siguen cotizando unas tres veces por encima que hace un año, apunta Van Cleef. “Muchos analistas del mercado suponen que estas subidas son el resultado de la coincidencia de diversas circunstancias a corto plazo. Por ello, resulta aún más llamativo que los precios de la electricidad con entrega en 2023 y 2024 también registren subidas de entre el 60% y el 120% respecto a octubre de 2020”.
El equipo de análisis de ABN Amro también espera que “los precios del gas sean más altos en 2022, ya que hay muchas posibilidades de que los inventarios estén muy vacíos al final del invierno”. Además, “el año que viene seguiremos compitiendo con los países de Asia para conseguir el gas y el carbón disponibles hacia Europa”.
“Por lo tanto, es muy posible que los precios se mantengan relativamente altos durante más tiempo. Que estos efectos se prolonguen hasta 2023 e incluso más tarde es difícil de predecir ahora, pero -en circunstancias normales- es menos probable”, concluye Van Cleef.