La contaminación microplástica ha llegado a todos los rincones del planeta. / Wikimedia Commons | Oregon State University
La investigación, liderada por el geocientífico Jeroen Sonke, cuestiona las estimaciones de la OCDE y subraya la necesidad urgente de acciones correctoras más eficaces.
Un equipo internacional de investigadores ha desarrollado un nuevo modelo que integra los sistemas terrestre, marino y atmosférico para prever la evolución de la contaminación por plásticos hasta el año 2060. Este modelo, conocido como GBM-Plastics, sugiere que incluso con medidas globales de mitigación, como las propuestas por la OCDE, la cantidad de microplásticos menores de 0,3 milímetros podría triplicarse en las próximas décadas.
El estudio, publicado en la revista Science Advances, muestra que la acumulación de plásticos en el medioambiente ha sido significativamente subestimada en análisis anteriores. Según los datos recalculados por el equipo de Sonke, en 2015 se generó entre 4 y 9 veces más contaminación plástica de lo que la OCDE había proyectado.
A pesar de aplicar políticas globales de reducción de plásticos, el transporte de residuos plásticos alcanzaría los 23 teragramos en 2045 y los microplásticos seguirían creciendo hasta 2060
En 2022, la OCDE propuso dos hojas de ruta para reducir la contaminación plástica: una regional y otra global. El nuevo modelo permite reevaluar ambos escenarios junto con una tercera vía denominada «escenario de cambio de sistema» (SCS), que plantea una acción transformadora.
Los resultados del estudio indican que:
El transporte total de plásticos tierra-mar alcanzará su punto máximo en 2045.
Con políticas regionales, la situación se estabilizaría; con políticas globales o SCS, se observaría una disminución.
Sin embargo, los microplásticos más pequeños seguirían acumulándose, debido a su alta persistencia y dispersión en los ecosistemas.
A pesar de la novedad del enfoque, expertos como Roberto Rosal, catedrático de Ingeniería Química en la Universidad de Alcalá, advierten sobre las limitaciones del modelo GBM-Plastics. Según señala, la estimación de los flujos y tasas de degradación o fragmentación de plásticos se basa en información escasa y metodologías muy dispares.
Rosal también cuestiona la suposición de la OCDE sobre el crecimiento del uso de plásticos, que prevé una triplicación entre 2019 y 2060. Para que eso ocurra, la producción mundial debería aumentar un 3 % anual, cuando en los últimos cinco años solo ha crecido un 0,8 %, según datos de Plastics Europe.
El modelo se basa en estimaciones inciertas y podría sobrestimar el crecimiento futuro de la producción de plásticos, según expertos independientes
A pesar de la incertidumbre en las cifras, el mensaje central del estudio es claro: la contaminación por plásticos continuará aumentando, ya que los residuos actuales seguirán fragmentándose y dispersándose. Por tanto, la urgencia de adoptar medidas correctoras no depende de predicciones exactas, sino del reconocimiento de una tendencia clara y persistente.
El modelo GBM-Plastics ofrece una advertencia contundente: incluso los esfuerzos globales más ambiciosos no bastarán si no se redoblan los mecanismos de prevención, recolección y sustitución de plásticos a nivel planetario.
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