Ecuador ultima la creación de la primera empresa estatal para el sector minero

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Ecuador ultima la creación de la primera empresa estatal para el sector minero

El ministro de Minas y Petróleos de Ecuador, Germánico Pinto, ha anunciado que en los próximos tres meses comenzará a funcionar la Empresa Nacional Minera, con el objetivo de desarrollar proyectos en un sector que ha mostrado poco desarrollo en el país, y controlado prácticamente por Holcim y la francesa Lafarge. Fuentes de la chilena Codelco ya anticiparon este proyecto a Americaeconomica.com, ya que prevén compartir con la nueva empresa las operaciones de exploración de cobre en Ecuador.

«Estamos ya en proceso de constitución, ya se firmó el acuerdo ministerial (de creación) y esperamos que en los próximos meses ya tengamos totalmente estructurada la empresa», afirmó Pinto en una rueda de prensa ante medios locales.

El ministro explicó que el objetivo es contar con «una gran empresa estatal» que pueda manejar proyectos mineros y buscar alianzas estratégicas con otros países, de la misma manera en que opera la estatal Petroecuador en el sector petrolero.

Lo cierto es que la minería es una actividad poco explotada en Ecuador. La mayoría de los proyectos que actualmente se encuentran en marcha son de minería artesanal y las grandes explotaciones son de minerales no metálicos como el cemento. Y Holcim y Lafarge tienen gran parte de este negocio.

La nueva legislación sobre minería, aprobada en enero fue una de las más duras pruebas que tuvo que sortear el presidente Correa en los dos primeros años de su mandato, por la oposición de grupos indígenas que en los prolegómenos del debate de la ley realizaron diversas movilizaciones contra la propuesta.

Con la nueva ley se espera poner en marcha proyectos de explotación de cobre, oro y plata, especialmente. El gobierno calcula que el país tiene un potencial minero que asciende a unos 110.000 millones de dólares.

El Gobierno ha prometido que la actividad minera se ejecutará bajo las más estrictas normas de calidad, para minimizar el impacto ambiental, sin embargo, las comunidades indígenas y los grupos ecologistas temen que la actividad extractiva termine por afectar sus territorios, las fuentes de agua y el equilibrio ambiental.

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