La Unión Europea “se enfrenta a un desfase de seis años en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector energético para 2030”, alertan los expertos de Allianz en un informe. La descarbonización del sector energético es fundamental para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas, ya que casi tres cuartas partes de las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE proceden de la producción y el uso de energía, sobre todo de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.
En este contexto, la legislación de la Comisión Europea ‘Fit for 55’ ha fijado un objetivo de reducción del 55% de las emisiones totales para 2030 (frente a los niveles de 1990). Para el sector energético, su propuesta supondría una reducción del 45% de las emisiones para 2030 (frente a los niveles de 2015). Sin embargo, “aunque el uso de combustibles fósiles en la UE ha disminuido y las energías renovables están aumentando, la reducción anual de emisiones no será suficiente para limitar el calentamiento global a 1,5˚C”, alertan los expertos de la aseguradora alemana.
Para cumplir este objetivo, “la UE necesita 717.000 millones de euros de inversiones adicionales al año hasta 2030, de los cuales 118.000 millones corresponden a la oferta (principalmente para nuevas centrales eléctricas y redes) y 599.000 millones a la demanda (principalmente para los sectores del transporte y residencial)”.
Para hacerse una idea de la magnitud de estas cifras, el ‘Next Generation EU’, el histórico plan de recuperación que acordaron el año pasado los 27 para la recuperación económica tras la pandemia asciende en total a 750.000 millones de euros.
Los autores señalan además que si bien en todos los escenarios políticos propuestos por el Ff55 la generación de electricidad a partir del carbón debe eliminarse por completo para 2030, “esto parece muy poco probable”. “Aunque la mayoría de los Estados miembros de la UE y el Reino Unido tienen planes correspondientes, Alemania aún no ha asumido un compromiso total, mientras que los restantes países del Carbón-5 (Polonia, Bulgaria, la República Checa, Rumanía y Eslovenia) han asumido compromisos que llegan después de la fecha límite de 2030”.
En la misma línea, los expertos de Allianz esperan que el porcentaje del petróleo en la demanda final de energía disminuya solo “ligeramente” en los próximos diez años, hasta el 29% (desde el 37% en 2015), aunque sí “se reducirá más drásticamente en las dos décadas siguientes”. Mientras, el gas natural “seguirá siendo una importante fuente de combustible para satisfacer la demanda total de energía por el momento”, disminuyendo solo un 13% en 2030 (desde los niveles de 2015), hasta que el hidrógeno, el e-gas y el biogás se incrementen.
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