Frente a diciembre, el índice general de precios al consumidor subió un 0,5% en enero, su mayor repunte en tres meses, y se vio impulsado por el aumento del coste de energía y vivienda, según se desprende de los datos difundidos por la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo del país.
Excluyendo alimentos y energía, el llamado IPC subyacente avanzó un 0,4% en tasa mensual y un 5,6% frente a enero de 2022.
Los datos conocidos hoy, junto al extraordinario informe del empleo de enero, ponen de relieve la resistencia de la economía estadounidense a la agresiva política monetaria de Jerome Powell. Además, da argumentos a quienes creen que es necesario que la Fed siga subiendo tipos de interés y que los mantenga elevados un tiempo, posiblemente hasta niveles más altos de los previstos.
Analizando el detalle del informe de la Oficina de Estadísticas Laborales, los costes de la vivienda —que son representan aproximadamente un tercio del índice general del IPC— subieron un 0,7% el mes pasado. El alquiler equivalente de los propietarios y el alquiler de la vivienda principal aumentaron en la misma proporción, mientras que las estancias en hoteles también subieron.
En cualquier caso, debido a la forma en que se calculan las métricas de la vivienda, hay un desfase significativo entre los cambios de precios en tiempo real y las estadísticas del gobierno.
El índice de energía aumentó un 2% frente a diciembre, mientras que el de los alimentos lo hizo un 0,5%.
El informe de enero también incorporó nuevas ponderaciones de la cesta de la compra para tratar de reflejar con mayor precisión los hábitos de gasto de los estadounidenses. Los componentes de la vivienda representan ahora una mayor parte del índice general, mientras que los vehículos usados —uno de los motores de la desinflación en los últimos meses— constituyen una porción menor. El precio de los coches usados cayó un 1,9% en enero, el séptimo descenso mensual consecutivo.