La inflación en EEUU, unas de las referencias más esperadas de la semana, subió en marzo hasta el 2,4% desde el 2,2% del mes anterior, tal y como pronosticaban los analistas. La tasa mensual sí que ha sorprendido ya que los precios de consumo retrocedieron un 0,1% respecto a febrero, cuando se incrementaron un 0,2%, según los datos publicados por el Departamento de Trabajo estadounidense.
En esta caída de los precios entre febrero y marzo ha influido de manera determinante la gasolina, que se abarató un 4,9%, el mayor descenso desde mayo de 2017. La inflación subyacente mensual, que excluye el impacto de la volatilidad del precio de los alimentos y de la energía, repuntó un 0,2%, igual que un mes antes, mientras que la inflación subyacente interanual se elevó al 2,1%, por encima de la tasa anual media de los últimos diez años, que se situó en el 1,6%, según recoge Europa Press.
La presión inflacionista es cada vez mayor en EEUU y supera el objetivo de estabilidad de la Reserva Federal, del 2%. En base a este escenario, la Fed ya ha subido tipos una vez y tiene previsto hacerlo en dos ocasiones más este año.