La industria tecnológica europea exige «acciones radicales» a la UE para impulsar la soberanía digital

La industria tecnológica europea exige «acciones radicales» a la UE para impulsar la soberanía digital

Más de 80 representantes del sector firman una carta a Ursula von der Leyen para reducir la dependencia tecnológica extranjera y fortalecer la competitividad del continente.

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La coalición, compuesta por un centenar de organizaciones de todos los ámbitos de la industria tecnológica, insta a la Unión Europea a reforzar la infraestructura digital soberana y a fomentar la inversión local en servicios de conectividad, almacenamiento, Inteligencia Artificial y chips, con el fin de salvaguardar la competitividad y la innovación de Europa.

La reciente iniciativa liderada por más de 80 firmantes tecnológicos pone de relieve la urgencia de que la Unión Europea reduzca su dependencia de proveedores extranjeros –principalmente estadounidenses y chinos–. Para ello, han remitido una carta abierta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, solicitando acciones radicales que permitan construir una base industrial y digital propia, capaz de competir en igualdad de condiciones y de garantizar la resiliencia y la seguridad del bloque.

La carta a la Comisión Europea

En el documento, el grupo de empresas y asociaciones –entre las que destacan Connect Europe, Open Source Business Alliance (OSBA), European Digital SME Alliance, Proton, Ecosia, Nextcloud, European Startup Network, France Digitale, Airbus y Dassault Systemes– subraya que sin una rápida reacción, “Europa perderá la innovación digital y el crecimiento de la productividad”. A juicio de los firmantes, la dependencia tecnológica de la UE “será casi total en menos de tres años al ritmo actual”, lo que debilitaría aún más su posición en el mercado global.

“El objetivo no es excluir a los actores no europeos, sino crear un espacio donde los proveedores puedan competir legítimamente y justificar esa inversión”

Para materializar esta visión, la coalición hace hincapié en la importancia de establecer requisitos de contratación pública que obliguen a las instituciones europeas a incorporar, al menos en parte, soluciones locales en materia de IA, almacenamiento y conectividad.

Soberanía Digital y la Ruta hacia la Independencia

La iniciativa se basa en el reciente informe Euro Stack, que recoge las conclusiones del Informe Draghi de 2024 sobre la competitividad de la UE. Dicho informe advirtió del peligro de “desaprovechar las promesas de la IA” y de la incapacidad crónica de los países miembros para “aprovechar al máximo la revolución digital”. Con estas reflexiones, el colectivo pretende sentar las bases de una infraestructura digital soberana, capaz de ofrecer una respuesta sólida a las grandes tecnológicas foráneas y de impulsar un mercado competitivo dentro del espacio comunitario.

“Europa perderá la innovación digital y el crecimiento de la productividad sin un cambio radical y urgente”

Asimismo, el texto enfatiza la necesidad de que la industria europea acelere la creación de centros de datos locales, impulse el desarrollo de chips y modelos de Inteligencia Artificial propios, y refuerce los servicios de la nube con sellos de garantía europeos.

Inversión y Fondo Soberano de Infraestructura

Uno de los puntos clave en la carta es la petición de un Fondo Soberano de Infraestructura para apoyar las inversiones públicas en infraestructura digital europea y cubrir aquellas áreas que requieran un gran volumen de capital, como la cadena de valor tecnológica. Se propone que la UE utilice su “poder de convocatoria” para reunir a toda la industria en un esfuerzo de soberanía digital que facilite la coordinación y el diseño de estrategias continentales.

“La industria invertirá si existen perspectivas de demanda adecuadas. Priorizar las áreas donde Europa ya puede ofrecer resultados será clave”

Además de la creación de este fondo, los firmantes apuntan la necesidad de flexibilizar la legislación para agilizar la adopción de soluciones locales y aseguran que no se trata de excluir a empresas ajenas a la UE, sino de generar un contexto competitivo donde las compañías europeas puedan alcanzar un tamaño y fuerza suficientes para rivalizar en igualdad de condiciones.

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