En concreto, Argüello ha precisado que de los 506 casos, en 103 de ellos el acusado ya ha fallecido, aunque ha asegurado que los casos se investigan, aunque el presunto agresor haya fallecido o aunque el caso haya prescrito.
Precisamente, el portavoz de los obispos ha desgranado que la mayoría de las denuncias, un total de 300, obedecen a asuntos ocurridos hace más de 30 años, recoge Europa Press.
Las denuncias se han recibido a través de las 202 oficinas abiertas, 60 en las diócesis y el resto en las congregaciones religiosas. Se refieren a sacerdotes, curas diocesanos y religiosos.
“Queremos apartar a personas que son indignas, que no haya lobos que se disfracen de corderos y que no se pueda decir que la Iglesia es un lugar inseguro para los niños”, ha subrayado Argüello.