En estas primeras proyecciones macroeconómicas que el organismo publica bajo el mandato de José Luis Escrivá como gobernador del Banco de España, se destaca la “notable fortaleza de la economía española”, debido al aumento de la población –vía flujos migratorios–, la relativa resiliencia de las manufacturas españolas comparadas con las de otros países del entorno y, sobre todo, la elevada aportación de la demanda exterior neta al avance del PIB, según Europa Press.
El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, ha explicado que el principal factor que explica la revisión al alza de la tasa de crecimiento del producto en 2024 es el efecto arrastre positivo que resulta de los nuevos datos de la Contabilidad Nacional Trimestral publicados por el Instituto Nacional de Estadística a finales de julio.
Y es que el ritmo de crecimiento del PIB volvió a sorprender al alza en el segundo trimestre –un 0,8%, como en el trimestre precedente– y los indicadores coyunturales más recientes sugieren que la actividad económica seguiría manteniendo durante el tercer trimestre un considerable vigor, si bien algo menor –en torno al 0,6%– que el registrado en la primera mitad del año. Dicha tasa sería compatible con un incremento de la actividad del 2,9% en tasa interanual.
Además, las perspectivas relativas a la evolución del sector exterior en la segunda mitad del año son ahora algo más favorables que en junio. Por el contrario, el organismo estima que el alza de tipos de interés reducirá el crecimiento del PIB en 2024 en un punto porcentual.
Todo esto ha supuesto que el Banco de España haya situado su previsión de crecimiento del PIB en 2024 en el 2,8%, por encima de las estimaciones del Gobierno (2,4%) y de otros organismos como el Panel de Funcas (2,6%), el FMI (2,4%), la Comisión Europea (2,1%) o la AIReF (2,4%), recuerad la citada agencia.
Por su parte, la revisión al alza del crecimiento previsto para 2025 y 2026 se debe a que se contemplan unos tipos de interés en el futuro más reducidos que los anticipados en junio y a una aportación de la demanda externa ligeramente por encima de la prevista anteriormente, debido tanto a un dinamismo de las exportaciones de servicios turísticos, como a un menor incremento de las importaciones.
Como factores de soporte de la actividad en los próximos trimestres destacan la relajación gradual de las condiciones de financiación, la reactivación paulatina de la economía europea y global, el crecimiento poblacional previsto, el avance de las rentas reales por la menor inflación y el mayor despliegue de los fondos ‘Next Generation EU’.
Mercado laboral
Respecto al mercado laboral, el Banco de España señala que la creación de empleo se prolongará a lo largo del horizonte de proyección, aunque a un ritmo inferior al de los últimos trimestres. En particular, se prevé que, frente al incremento del 1,9% registrado en 2023, el empleo aumente un 1,8% en 2024, un 1,7% en 2025 y un 1,1% en 2026.
Por su parte, el organismo apunta a que la tasa de paro continuará reduciéndose gradualmente en los próximos años, aunque la intensidad con la que seguirá disminuyendo se verá limitada por la moderación proyectada en el ritmo de creación de empleo y por el notable dinamismo previsto para la población activa –debido a unos flujos de inmigración relativamente elevados–.
Además, esta conjunción de factores se produciría en un contexto en el que el envejecimiento progresivo de la población trabajadora podría estar detrayendo fluidez al mercado laboral y en el que algunos indicadores apuntarían a un deterioro de su capacidad para emparejar empresas y trabajadores.
En este sentido, el Banco de España ha advertido sobre el estancamiento en el stock de parados de larga duración, en el entorno de 1,1 millones de personas y con una incidencia que exhibe cierta resistencia a caer por debajo del 40%.
“Esto podría sugerir que una buena parte del stock de desempleados existente es de carácter estructural, lo que dificultaría su reducción mediante avances de la actividad de naturaleza cíclica”, ha avisado el Banco de España.
Como resultado de todo ello, la tasa de paro de la economía española se situará en el 11,5% en 2024 y en el 11% en 2025, para bajar al 10,7% en 2026.
Inflación
Por su parte, la tasa de inflación general se revisa ligeramente a la baja en 2024 en una décima, hasta el 2,9%, aunque se eleva la de 2025 en una décima, hasta el 2,1%, mientras que la prevista para 2026 no experimenta cambios y permanece en el 1,8%.
En cualquier caso, el organismo ha alertado de que la desaceleración de la inflación de los alimentos previsiblemente se interrumpirá de forma temporal en octubre, como consecuencia de la reversión parcial de la reducción de la tasa del IVA de los productos alimenticios básicos, y de nuevo en enero de 2025, con la reversión completa de dicha reducción.
De su lado, la inflación subyacente seguirá moderándose a lo largo de este año y se reducirá hasta el 2,8% en 2024, el 2,2% en 2025 y el 1,9% en 2026.