Tipos de interés en aumento y un mercado de escasa liquidez componen la amenaza que se cierne sobre la deuda empresarial estadounidense con grado de inversión, aquella que en principio debería ser más segura. Casi la mitad de los bonos están sólo a un paso del ‘bono basura’ y cada vez son más las alarmas que empiezan a encenderse.
La última voz que ha alertado sobre los riesgos que se ciernen sobre estos bonos ha sido la de Steve Eisman, inversor estadounidense inmortalizado en el libro de Michae Lewis ‘La Gran Apuesta’ (‘The Big Shot’), llevado al cine hace unos años. A Eisman, que se benefició del estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU, le preocupa especialmente que los bancos han reducido significativamente el rol que juegan en las partes más arriesgadas del mercado de bonos, lo que complica a los inversores encontrar una salida cuando empiezan los problemas.
“La liquidez en el mercado ha disminuido”, ha apuntado Eisman en declaraciones al diario británico Financial Times. Desde la crisis financiera, los bancos han reducido significativamente los riesgos que asumen en determinados mercados. Eso significa que no pueden tener tanta deuda de baja calificación en sus libros y, por lo tanto, no pueden mantener su papel tradicional como creadores de mercado.
El problema es que durante la última década, y aprovechando los estímulos de la Reserva Federal y los tipos de interés bajos, las empresas estadounidenses, al igual que casi todas las del mundo desarrollado, elevaron significativamente su endeudamiento. La deuda empresarial estadounidense supera el 45% del PIB de EEUU, un porcentaje que no se alcanzaba desde 2009. Así las cosas, ahora que la Fed está subiendo el precio del dinero, muchos inversores se han encontrado con que los bonos que han comprado no tienen tanta calidad como habían pensado.
Un bono se considera grado de inversión si se califica entre ‘AAA’ y ‘BBB-‘. Cuanto más cerca de ‘AAA’, más seguro es el título, y a la inversa.
De acuerdo con cálculos de Morgan Stanley recogidos por MarketWatch.com, EEUU se ha inundado en los últimos diez años con bonos en el rango de la triple B, pasando de 686.000 millones de dólares a 2,5 billones, un máximo histórico. Prácticamente el 50% del mercado de bonos con grado de inversión se encuentra en el peldaño más bajo, a sólo un paso del bono basura.
El riesgo es evidente. Según los cálculos de Moody’s, un 10% de los bonos corporativos con calificación triple B se rebajan a ‘bono basura’ en una recesión. Dado que la cantidad de bonos se ha disparado, es previsible que también lo hagan las rebajas.
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