De acuerdo al Janus Henderson Global Dividend Index, que abarca las 1.200 empresas más grandes del mundo, las cuales pagan el 90% de los dividendos a escala mundial, los dividendos repartidos “van camino de superar el máximo histórico de 1,66 billones de dólares alcanzado el año pasado”.
Según el citado índice, Oxfam expone que, tras ajustar por inflación, los dividendos que recibieron los accionistas a nivel global aumentaron un 45% (195.000 millones de dólares) en 31 países entre 2020 y 2023, mientras que los salarios crecieron “solamente” un 3%. Es más, si no se tiene en cuenta a China, los sueldos reales en estos países cayeron un 3% durante este período.
Respecto a España, en ese período, y “tras considerar el impacto de la inflación”, los dividendos se incrementaron un 35% mientras los salarios apenas lo hicieron un 0,5%. No obstante, “los sueldos más altos crecieron a otro ritmo, como muestra el incremento del 25% del sueldo medio de los altos directivos de las 50 mayores empresas españolas entre 2020 y 2022 tras el ajuste de inflación”.
“La tendencia al alza de los dividendos tiene efectos preocupantes en materia de desigualdad”, incide Oxfam, que recuerda que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha advertido recientemente de que “la desigualdad de ingresos ha aumentado”.
Beneficios y dividendos, “por las nubes”; salarios, “estancados”
“Los beneficios empresariales y los dividendos pagados a los accionistas ricos están por las nubes, mientras que los salarios continúan estancados”, critica el responsable de sector privado y desigualdad de Oxfam Intermón, Miguel Alba. “Como consecuencia”, asegura, “los empleos de millones de personas los abocan a un ciclo de esfuerzo y dedicación que, sin embargo, no les permite costearse alimentos suficientes, medicinas u otros productos básicos”.
Según denuncia, “los más ricos no amasan sus megafortunas ‘trabajando’, sino que las extraen de las personas que lo hacen por ellos”.