Tras el acuerdo entre Bankia y CaixaBank, se aceleran los movimientos en el sector con las negociaciones entre Unicaja y Liberbank y las miradas puestas en el Banco Sabadell. Esta nueva ronda de fusiones del sector financiero español vendrá aparejada presumiblemente por recortes de empleo en cuanto los procesos lleguen a buen puerto, que se sumarán a los acometidos desde la anterior crisis.
En la última década, los bancos españoles han acometido un recorte de empleos más que considerable. El sector contaba en 2009 con 263.093 empleados según las estadísticas del Banco de España, frente a los 176.838 al cierre de 2019. El máximo que se llegó a alcanzar antes de que estallase la crisis fue de 270.855 trabajadores en 2008. Teniendo en cuenta esa cifra, el recorte acumulado es de más de 94.000 empleos.
Muy similar ha sido el recorte en el número de sucursales, actualmente situadas en 23.340, muy por debajo de las 45.707 que se llegaron a alcanzar en 2008.
Ahora, la nueva ronda de fusiones amenaza con profundizar aún más esa cifra. Hoy mismo, Unicaja y Liberbank han confirmado conversaciones “preliminares” para llevar a cabo una integración que daría lugar al quinto banco de España. En lo que se refiere a las plantillas, Unicaja cerró el primer semestre del año con 6.274 trabajadores, mientras que Liberbank contaba con 3.668.
La unión de ambos bancos crearía un grupo con una plantilla formada por 9.942 personas, aunque presumiblemente la cifra se verá rebajada. En las anteriores negociaciones que mantuvieron los mismos bancos, se barajó un recorte de entre 2.500 y 3.000 empleos, si bien desde entonces ambas entidades han adelgazado ligeramente sus plantillas, por lo que el recorte podría ser menor.
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También es difícil contabilizar a día de hoy los recortes que serán necesarios en la fusión entre CaixaBank y Bankia, que dará origen al mayor banco en España por activos. A cierre del primer semestre, Bankia contaba con 15.947 empleados, mientras que en CaixaBank la cifra ascendía a 35.589 personas, por lo que la suma de ambas entidades daría lugar a una plantilla conjunta de 51.536 trabajadores.
De acuerdo con cálculos de los analistas de Barclays, la fusión de ambas entidades tendría un solapamiento de sucursales del 23% del conjunto de la red, por lo que su primera valoración anticipa el cierre de al menos unas 1.400 oficinas. Contando con una cifra de unos 7 empleados por sucursal, aproximadamente unos 10.000 trabajadores podrían verse afectados de un modo otro por los cierres, aunque la cifra total del ajuste dependería mucho de lo agresivo que sea el ajuste.
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