Mientras tanto, los hospitales siguen absorbiendo la mayor parte de los recursos, los profesionales abandonan sus puestos por la sobrecarga y los pacientes saturan las urgencias ante la demora en las citas.
Así invierten las Comunidades Autónomas en Atención Primaria en 2024
Comunidad Autónoma | Gasto per cápita (€) | % del presupuesto sanitario destinado a AP |
---|---|---|
Extremadura | 402,0 | 18,58% |
Cantabria | 346,6 | 17,66% |
Canarias | 329,6 | 17,15% |
Castilla y León | 329,3 | 16,47% |
La Rioja | 323,7 | 16,75% |
Baleares | 314,1 | 15,70% |
Andalucía | 312,3 | 18,45% |
País Vasco | 308,3 | 13,90% |
Asturias | 306,5 | 13,26% |
Galicia | 274,0 | 14,00% |
Aragón | 272,0 | 13,00% |
Cataluña | 264,8 | 16,80% |
Navarra | 262,6 | 13,00% |
Murcia | 247,3 | 15,90% |
Comunidad Valenciana | 154,0 | 9,23% |
Madrid | 150,9 | 10,03% |
Un modelo imprescindible en crisis
Pese a su papel fundamental como «puerta de entrada» al sistema, la Atención Primaria continúa arrastrando carencias estructurales. Con apenas un leve aumento presupuestario y un incremento insuficiente de plazas, este nivel asistencial sigue sin recibir la atención política y económica que requiere para garantizar una atención integral, accesible y de calidad.
Plantillas insuficientes y sobrecargadas
Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, en 2023 los Equipos de Atención Primaria del Sistema Nacional de Salud (SNS) sumaban 96.016 profesionales, entre médicos, pediatras, enfermeras, auxiliares de enfermería y administrativos. Sin embargo, a esta cifra habría que añadir otras categorías relevantes, como celadores, trabajadores sociales, fisioterapeutas o psicólogos, cuya información no facilita el Ministerio.
Los recursos actuales se distribuyen en 13.058 centros —3.055 centros de salud y 10.003 consultorios locales—, permitiendo que el 90 % de la población tenga acceso a uno de ellos a menos de 10 minutos de su residencia.
El exceso de cupos y la falta de médicos dejan a muchos pacientes esperando casi 9 días para una cita en Atención Primaria
Exceso de pacientes y falta de tiempo
El avance de la España vaciada ha provocado cupos superiores a 1.500 pacientes por médico en más de 9.700 casos (33 %), e incluso superiores a 2.000 en 562 casos. Actualmente, cada médico de familia atiende una media de 6.906 consultas anuales, unas 28 diarias, mientras que los pediatras pasan 17,2 y las enfermeras 16,6 al día.
Esta presión asistencial repercute en la calidad de la atención y empuja a los pacientes a buscar alternativas más rápidas, como los servicios de urgencias.
Formación y precariedad: problemas crónicos
Desde 2018, el Ministerio de Sanidad ha incrementado un 38 % el número de plazas MIR ofertadas en Medicina de Familia, pero 1.258 plazas han quedado vacías o han sido abandonadas en los últimos cuatro años.
Ante la falta de profesionales, algunas comunidades autónomas están contratando médicos sin homologación oficial para cubrir plazas de especialistas, lo que supone un grave riesgo para el modelo sanitario, según advierte la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
La semFYC reclama medidas urgentes para garantizar la tasa de reposición de especialistas y devolver prestigio a la Medicina de Familia
Inversión insuficiente para un pilar del sistema
España sigue lejos de alcanzar el objetivo del 25 % del presupuesto sanitario destinado a Atención Primaria: algunas comunidades apenas dedican el 15 %. Mientras el gasto hospitalario ha aumentado un 175 %, el dedicado a la Primaria lo ha hecho un 126 %, situándose en 13.167 millones de euros frente a los casi 56.000 millones de los hospitales.
Esta disparidad provoca un incremento de las listas de espera, la temporalidad en los contratos y el cierre de consultas, especialmente en las zonas rurales.
Además, la escasez de enfermeras agrava la situación: con una tasa de 6,3 por cada 1.000 habitantes, España está muy por debajo de la media europea de 8,83, según el último informe del Consejo General de Enfermería (CGE).
Defensa del modelo generalista
La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) defiende la importancia del modelo generalista de la Atención Primaria como garante de una sanidad centrada en la persona y protegida frente a riesgos como la deshumanización o la automatización extrema.