«La alta inflación, junto con la considerable incertidumbre económica a corto plazo actualmente existente en España y en todo el mundo, perjudicaron intensamente a la economía manufacturera en julio», señaló Paul Smith, economista de S&P Global Market Intelligence, advirtiendo de que la perspectiva a corto plazo para la producción es claramente a la baja.
«Dicha tendencia bajista también se observa en las expectativas de las empresas, que se desplomaron a un nivel similar al observado en marzo, cuando empezó la escalada del conflicto en Ucrania», añadió, subrayando que las empresas están adoptando posiciones defensivas de cara a una potencial recesión económica en los próximos meses.
En el caso del conjunto de la eurozona, la actividad fabril también se ralentizó en julio, cuando el PMI cayó a 49,8 puntos, frente a los 52,1 de junio, su peor lectura de los últimos 25 meses.
«La crisis energética se suma a los riesgos de que no solo una demanda más débil y la reducción de existencias hagan que la producción manufacturera disminuya a un ritmo mayor en los próximos meses, sino que la reducción del suministro de energía actuará como un lastre adicional para el sector», advirtió Chris Williamson, economista jefe de S&P Global Market Intelligence.