La fusión Live Nation-Ticketmaster pone a prueba a la Casa Blanca

La llegada de Obama a Washington no hubiera sido posible sin el apoyo entusiasta de la industria estadounidense del entretenimiento, el ‘show bussines’ en su conjunto se volcó con la causa del cambio, ahora la posible aparición de un nuevo imperio en el negocio musical, cuyo modelo de negocio se adapta a los nuevos tiempos, se ha convertido en una dura prueba para la Casa Blanca.

Live Nation, la mayor promotora de conciertos del mundo, ha llegado a un acuerdo de fusión con Ticketmaster, la compañía número uno en el sector de la venta de entradas para toda clase de espectáculos, desde grandes eventos deportivos a maratones musicales benéficos.

La compañía resultante tendrá una capitalización bursátil más que moderada, unos 1.300 millones de dólares y, sin embargo, amenaza con convertirse en el nuevo Google, o el antiguo Microsoft. Es decir, en un imperio, capaz de monopolizar toda la actividad en un sector de negocio emergente. Los profesionales recelan de la operación.

Para estrellas como Bruce Springteen, uno de los principales apoyos electorales de Obama, la única solución es impedirla. El problema es que todas las promotoras de conciertos mundiales se ven obligadas en algún momento a usar los servicios de Ticketmaster y creen que si la fusión se lleva a cabo la competencia desaparecerá.

Pero, no sólo los artistas con promotora propia o las empresas de conciertos de tipo medio tienen miedo al futuro imperio en formación. También las discográficas están aterrorizadas y presionan a sus contactos políticos. La caída de su negocio principal, la venta de cd´s y el lento e irregular despegue de las descargas en Internet han forzado nuevas estrategias que pasan por conseguir ingresos en las actuaciones en directo de los artistas, al menos de aquellos a quienes todavía puedan forzar a firmar contratos de este tipo.

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