Estrasburgo, que celebra elecciones esta primavera, quiere modificar la unión bancaria que blindó Alemania para proteger a sus bancos del escrutinio. El Parlamento Europeo enfrenta elecciones este mismo año y el auge de los partidos radicales (la última encuesta sobre Grecia sigue concediendo a los ultraderechistas de Amanecer Dorado un 10% de los votos) ha puesto en alerta a las formaciones tradicionales representadas en Estrasburgo, que quieren ganar de nuevo la confianza de una ciudadanía apática.
Por eso han decidido enfrentarse a Alemania utilizando la cacareada unión bancaria. El que se presentaba como el gran proyecto europeo para mejorar la arquitectura institucional de la zona del euro sólo pudo ser aprobado después de que todos los socios aceptasen las condiciones de Berlín: a los bancos regionales no se los podría escrutar desde Bruselas y a los demás –Deutsche Bank y Commerzbank, principalmente, además del resto de entidades europeas incluidas en la lista- a partir del 2016.
Por eso acudió, según informa el diario El País, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, a Bruselas el pasado lunes. Quiso, según las fuentes consultadas por el diario, detener la amenaza de veto del Parlamento Europeo a la propuesta de mecanismo único de resolución bancaria aprobado a finales de diciembre por el Ecofin y ratificado. Schäuble se reunió con el equipo negociador del Parlamento, según fuentes presentes en esa cita y según confirmó el Ejecutivo alemán, y a su vez profirió una amenaza: Berlín vetará la puesta en marcha del mecanismo único de resolución –para cerrar bancos—si se toca una sola coma del acuerdo alcanzado a finales de año.
Apenas un día después de la visita de Schäuble el presidente de la Eurocámara, el también alemán –aunque militante socialista- Martin Schulz, enviaba una carta a José Manuel Durao Barroso en la que reclama que la Comisión Europea actúe para que el Parlamento no se quede fuera del acuerdo. “La decisión tomada por el Consejo en diciembre es más que dudosa”, según Schulz, que sustancia la advertencia de no dar luz verde al mecanismo de resolución en los plazos previstos, antes del final de la legislatura.
Eso retrasaría todos los plazos de la unión bancaria y pondría aún más presión sobre los exámenes al sector financiero que debe hacer el Banco Central Europeo (BCE), erigido ya como supervisor bancario único. Sin el cortafuegos de ese mecanismo y el consiguiente fondo de resolución, el BCE puede tener problemas para hacer un análisis riguroso del estado del sistema financiero europeo.
Casualmente, esta bronca tiene como telón de fondo los resultados del banco alemán más grande del país y, a su vez, del Viejo Continente: el Deutsche Bank. Aunque la presentación de sus resultados estaba planeada para la semana que viene, los directivos del banco germano optaron el pasado domingo por avanzar que las pérdidas del último trimestre del 2013 han sido cuantiosas: 1.153 millones de euros. La mayoría por culpa de las indemnizaciones y los litigios que arrastra la entidad.