El presidente de la Comisión Europea (CE), José Durao Barroso, y varios de los comisarios europeos han volado este jueves a Moscú para mantener dos días de reuniones con el Gobierno ruso. La crisis de Chipre estará en el centro de las conversaciones.
El polémico rescate de la isla mediterránea ha sido duramente criticado por Moscú, principalmente por la idea de una tasa sobre los depósitos bancarios del país, de los que una parte importante corresponden a ciudadanos rusos (las estimaciones hablan de unos 21.000 millones de euros procedentes de Rusia). «No andaremos con rodeos, esto se asemeja a una simple confiscación de dinero ajeno», dijo el pasado lunes el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev.
Rusia, con importantes intereses en Chipre, está negociando con las autoridades del país un posible apoyo económico, unos contactos que a fecha de hoy todavía no habían llegado a ninguna conclusión y que continuarán mañana. Según la prensa de ambos países, el ministro chipriota de Finanzas, Mijalis Sarris, también pidió a Moscú una prórroga de cinco años sobre el préstamo de 2.500 millones de euros ya concedido.
En cualquier caso, el principal responsable del asunto chupriota en el Ejecutivo comunitario, Olli Rehn, no está en Moscú, pues ha preferido permanecer en Bruselas para participar en los posibles contactos con Nicosia y los países del euro sobre un nuevo plan de rescate, después de que el Parlamento chipriota rechazase el anterior.