La crispación social obliga al Gobierno portugués a renegociar las condiciones del rescate

Internacional

La crispación social obliga al Gobierno portugués a renegociar las condiciones del rescate

Pedro Passos Coelho, primer ministro portugues

El complicado clima social que se respira en Portugal ha obligado al Gobierno del conservador Pedro Passos Coelho a pedir a Bruselas que revise las condiciones del rescate que el país firmó hace casi dos años.

Las previsiones no se han cumplido en absoluto. Cuando los 78.000 millones de euros llegaron a Portugal, se esperaba que la economía lusa se contrajera un 4% entre 2011 y 2012 para empezar a crecer a partir de 2013, mientras que el desempleo se situaría en un límite máximo del 13%. En cambio, la realidad ha sido muy distinta: una caída del 7% entre el 2011 y el 2012 mientras que la tasa de paro ha alcanzado, ya, el 17,3%.

Passos Coelho ha aprovechado el órdago que lanzó Irlanda hace apenas unas semanas y el escenario que han dejado tras de sí las elecciones italianas para formular su petición. El Tigre Celta pidió al Banco Central Europeo (BCE) a principios del mes de febrero que condonase unos pagos pendientes y aceptase bonos a largo plazo en lugar de la cantidad metálica establecida (3.100 millones de euros). Alemania se puso del lado de Irlanda y el BCE aceptó el canje.

En cuanto a Italia, las elecciones celebradas hace una semana han lanzado un claro mensaje a la canciller germana Angela Merkel: no fuerces la austeridad. El tecnócrata Mario Monti quedó en último lugar y la formación del nuevo Gobierno del país se cuece ahora entre la coalición del centro-izquierda de Pier Luigi Bersani, los conservadores de Silvio Berlusconi y los millones de votantes que depositaron su papeleta en la urna de Beppe Grillo, líder del Movimiento Cinco Estrellas, de carácter ‘antisistema’ y euroescéptico.

Lo que piden desde Lisboa, en medio de un mar de crispación social que ya ha causado varias huelgas generales e incontables manifestaciones, es que se dé más tiempo al Gobierno para reducir el déficit público por debajo del 3% (las estimaciones indican que el país cerró el último ejercicio con un 5% de déficit). Passos Coelho y sus asesores han reconocido abiertamente que han sobrestimado el efecto sobre las cuentas públicas de todos los impuestos aprobados en los últimos dos años. Además, el sistema de pensiones y la Seguridad Social lusa, a causa de la elevada tasa de paro, están costando más dinero del previsto.

El líder conservador está en una situación desesperada, pero si saca adelante la concesión que pide su futuro se dibuja más tranquilizador. Todavía quedan dos años para las próximas elecciones generales y actualmente goza, su partido, de la mayoría en el Parlamento. Además, y gracias a que el país ha estado hasta ahora cumpliendo puntualmente las pautas del programa impuesto con el rescate, la inversión extranjera ha ido llegando poco a poco a Portugal en los últimos meses.

Si las reacciones contra la austeridad –y eso es lo que está tratando de controlar ahora mismo Passos Coelho- no desestabilizan al Gobierno, todo seguirá bajo control.

Más información