La compañía eléctrica italiana Enel podría estar planeando un reordenamiento de su participación en Endesa, su filial española, según algunas versiones. El plan afectaría a las compañías controladas en Latinoamérica y, quizá también, a los propios activos que la empresa tiene en la península Ibérica. Y su puesta en marcha, podría haber empezado ya en Chile, con la reestructuración de Enersis y la ampliación de capital recientemente aprobada.
Según los que cuentan la historia de los supuestos planes de Enel para Enersis se trataría de crear un holding con personalidad propia, que abarcará todos los intereses latinoamericanos de Endesa y que funcionara como una entidad independiente. Eso permitiría una eventual separación territorial de todos los activos internacionales que ahora se concentra bajo el paraguas de la filial española.
De modo que la parte latinoamericana, en principio, pudiera llegar a ser gestionada directamente desde Enel, sin que los directivos de la filial española se implicasen en el asunto. Para ello, lo primero, y ya en marcha es hacer de la empresa una verdadera multilatina. Y aunque las cosas no han salido del todo como se planeaban, el proceso ya ha arrancado.
Según el proyecto inicial de Enel, su filial española controlaría un 65% de la nueva Enersis tras materializar una ampliación de capital en la que los fondos accionistas pondrían dinero, mientras que la eléctrica italiana cubriría su parte con activos.
La lista de participadas con las que construir el gran ‘holding’ en Latinoamérica la componen un 21,6% y un 26,7% de las colombianas Emgesa y Condesa. Desde Brasil llegará un 28,5% de Endesa Brasil, un 7,7% de Ampla y Ampla Investimentos. El 6,2% de Edesur, la marca argentina por excelencia del grupo que parecía estar en el punto de mira de las nacionalizaciones de Cristina F. de Kirchner, también pasará a Enersis junto a Dock Sud (40%), CEMSA (55%) y Yacylec (22,2%). Igualmente, serían capital de la compañía las participaciones en las también chilenas Edelnor (18%), Eepsa (96,5%) y San Isidro (4,4%).
Y los fondos, en especial las ‘afores chilenas’ estuvieron de acuerdo, sólo en parte con el plan porque la valoración de los activos realizada por Enel no coincidía con la idea que ellos tenían al respecto. Ni tampoco les salían las cuentas a los fondos de inversión estadounidenses, entre los que podrían contar nombres como BlackRock, Acadian, Mondrian y The Vanguard Group.
La cuantía final de la ampliación da una idea de la fuerte oposición con que los planes de Enel se han encontrado en su marca chilena al 60,62%, Enersis. Frente a los más de 8.000 millones de dólares que en un primer momento había barajado la italiana, los accionistas de la chilena han aprobado que la emisión de nuevas acciones llegue, como máximo a los 5.995,53 millones.
Además, finalmente, la cartera de participadas de la italiana en Latinoamérica queda valorado en 3.634,75 millones de dólares, en la zona inferior del rango propuesto por los expertos y muy lejos de los 4.800 millones anunciados por la eléctrica al comienzo de la operación.
Enel ha tenido que comprometerse, durante un periodo de dos años, a no dedicar el capital captado a un dividendo extraordinario con que repatriar a Roma buena parte de la caja que la operación generaría. Una cuestión que no es baladí a la luz de los abultados dividendos que desde Endesa -participada al 92% por la italiana- se han promovido en repetidas ocasiones, recuerdan varios analistas.
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