Tras la votación del Parlamento alemán favorable a la ampliación del fondo de rescate europeo (EFSF) para intentar evitar la quiebra de Grecia, los especuladores financieros han buscado otro objetivo más sencillo sobre el que descargar incertidumbre: los bancos. «La única solución para el euro es que el presupuesto de este fondo se destine a recapitalizar los bancos», ha contestado a EL BOLETÍN una persona cercana a la industria de los hedge funds tras ser preguntada por lo sucedido ayer en Berlín y por la posible salida alternativa a la crisis del país mediterráneo -Proyecto Eureca- trazada esta semana por la consultora germana Roland Berger.
Lo cierto es que los bancos europeos son un objetivo fácil con los que especular. En particular los más expuestos a Grecia, como son los franceses y los alemanes. Por ejemplo, el banco más importante de Alemania por capitalización bursátil: Deutsche Bank. La entidad que preside Josef Ackermann ha perdido en lo que va de año un 43% de su valor, según los datos recopilados por este periódico la semana pasada. Otro ejemplo es la caída del casi 40% registrada por ING, o la del 59% registrada por Société Générale, o incluso la del 51% registrada por Intesa San Paolo y, por citar otro ejemplo más, la de alrededor del 48% registrada por el francés BNP Paribas.
Con estas cifras en la mano no es complicado propagar el miedo en los mercados para hacer negocio, una de las técnicas preferidas por los fondos de alto riesgo. De hecho, el gestor de un fondo europeo de esta índole comentaba que «la salvación de los bancos es impopular, y en Alemania y Francia hay elecciones pronto, así que no espero movimientos de salvamento hacia las entidades en dificultades hasta después de los comicios». Y añadía: «Pero para entonces igual es demasiado tarde». Miedo.
Con la votación del Bundestag, Alemania pasará a aportar al EFSF unos 211.000 millones de euros, en lugar de los 123.000 millones que tenía hasta ahora depositados en este mecanismo, a modo de garantía. En total, el presupuesto del fondo a día de hoy es de 440.000 millones de euros, una cantidad que algunos expertos han cuestionado en varias ocasiones teniendo en cuenta que las tensiones en los mercados de deuda no sólo afectan a Atenas, sino también a Irlanda, Portugal, Italia e incluso España.
Además, al ampliar la capacidad del EFSF se le da automáticamente más poder crediticio y de compra de bonos, una competencia que hasta ahora tenía el Banco Central Europeo (BCE). Bruselas se encuentra a la espera de que los 17 parlamentos de los socios del euro aprueben esta medida. Finlandia, otro país de los considerados escépticos, ya lo hizo ayer. Eslovaquia, otro gran escéptico, aún no ha pasado la prueba.