La mayor tecnológica mundial se encuentra en un momento delicado ante la investigación que se realiza en el Sanado sobre sus prácticas de negocio que, según algunas versiones, pueden atentar contra la libre competencia. Para resolverlo, la empresa más moderna del mundo ha optado por una de las tácticas más antiguas: sacar la billetera y financiar campañas. Entre otras, las de políticos conservadores cercanos a las tesis del ‘tea party’.
Google había creado un Comité de Acción Política en 2006 y ya había abierto una oficina en Washington. Hasta este año, sus aportaciones a la financiación de las campañas de determinados candidatos era casi anécdotica.
En 2011, ha crecido ya más de un 300% con respecto al año anterior y se ha doblado entre el primer trimestre y el segundo. Todo ello sin contar con las aportaciones individuales de los ejecutivos de la empresa.
No es lo único. En elos últimos tiempos, el gran buscador ha asociado su marca a algunos actos políticos. Por ejemplo, patrocino junto a la cadena Fox, propiedad de Rupert Murdoch y de tendencia ultraderechista, el debate de los precandidatos republicanos celebrado la semana pasada.