A cuentagotas, Raúl Castro pone en marcha tímidos avances para flexibilizar el rígido mercado de trabajo cubano. Aunque en la teoría en el último Congreso de abril se decidió una tímida apertura económica, en la práctica las autoridades de la Isla avanzan a paso de tortuga. Un mes después de la aprobación de los Lineamientos, se anuncia una reducción de los impuestos, con el objetivo de facilitar la contratación de personal, mientras que los “paladares” (restaurantes) verán incrementada su capacidad de veinte a treinta comensales y además podrán ofrecer carne de res y mariscos, prohibidos hasta ahora. 314.538 cubanos han entrado al sector privado desde octubre.
Granma informó de que esos cambios comenzarían a aplicarse desde mayo y culminarían de implementarse en julio. Sin embargo, la creación de un mercado mayorista, una reclamación ya tradicional entre los cuentapropistas, vuelve a quedarse en el tintero puesto que no hay información sobre si se creará.