Los gobiernos que integran la Unión Europea (UE) buscan algún modo de que Grecia adquiera 60.000 millones de euros de la deuda que ya tiene emitida. La opción más barajada es que el Fondo de Rescate Europeo (EFSF, por sus siglas en inglés) otorgue ese dinero a Atenas para que así el Tesoro griego pueda, mediante una reestructuración, realizar esta operación.
El problema que ven algunos expertos consultados por EL BOLETÍN es que, si Grecia ofrece el 70% del valor nominal de los bonos, puede que muchos tenedores no accedan a devolverla. El BCE parece haberse comprometido ya a aceptar la reestructuración, pero las entidades privadas de Grecia, Alemania y Francia (las más expuestas) aún no se han pronunciado.
Fuentes cercanas a la industria de inversión alternativa han apuntado que la solución podría pasar por reestructurar el plazo de la deuda, no el precio. Es decir, que el tenedor, en vez de devolver los bonos en el plazo estimado en la subasta, acepte mantenerlos durante más tiempo, con la condición de que reciba la rentabilidad prometida en la emisión inicial.
Todo apunta a que una medida en relación a este asunto podría ser anunciada a finales de marzo, coincidiendo a su vez con el anuncio sobre una posible ampliación del EFSF.