La difícil situación en la que se encuentran los balances de las cajas de ahorro alemanas, más conocidas como landesbanken, condiciona a la canciller alemana Angela Merkel, que no va a tener más remedio que apoyar las medidas propuestas para reforzar el euro, según una de las opiniones más extendidas entre los especialistas de la prensa internacional que en varias columnas de opinión y blogs especializados analizaban hoy la extraña actitud adoptada por el Gobierno teutón en la cumbre financiera de la UE que tuvo lugar al inicio de esta semana.
Cada vez son más los medios internacionales que destacan el debate interno que parece existir en el Gobierno que preside Merkel en vista de unos próximos doce meses que determinarán la influencia política de la actual coalición gobernante.
Por un lado, es un hecho la precaria situación de las cajas de ahorro regionales, pero a ello hay que sumarle la situación en la que se encuentran los grandes bancos del país, que son, junto a la banca británica y la francesa, los principales tenedores de deuda de la zona del euro.
Es por este motivo por el que, a pesar de que Berlín parece defender, a largo plazo, que los tenedores privados de deuda periférica corran con parte del gasto que ésta ha generado ya (y que puede seguir haciéndolo este año), en realidad no podrán hacerlo en opinión de muchos expertos.
Por tanto, una reestructuración de las deudas de Grecia e Irlanda (los dos países que ya han sido rescatados por la UE y el FMI) podría ser difícil de afrontar en Frankfurt, donde entidades como Deutsche Bank o Commerzbank tienen su sede principal.
Así que, por mucho que desde Berlín se esgrima un discurso afín a la sociedad germana, consistente en negar el pago de las deudas contraídas por otros países, las autoridades tampoco pueden llevar esta afirmación hasta el extremo. Porque la opción alternativa es inyectar una mayor liquidez en las los landesbanken y las grandes entidades, lo que conllevaría un incremento del déficit público y una caída de confianza en la economía del país traducida a través de los mercados secundarios de deuda.
Es decir, que ahora todo se vuelve a concentrar en la salud de los bancos, con nuevas pruebas de solvencia asomando en el horizonte para que tengan lugar recapitalizaciones y una más que probable ampliación del fondo de rescate a largo plazo, cuando ya hayan pasado las citas electorales más importantes.
La primera tendrá lugar el próximo 27 de marzo y determinará el próximo gobierno regional en el área que compone Renania-Palatinado en medio de una tendencia de los especuladores a incrementa los costes de financiación de Alemania, que ya supera el 3,1% en los bonos a diez años, y que según los analistas del banco holandés ING, será uno de los grandes retos del año para Merkel.