JP Morgan estrenó hoy la temporada de resultados de la banca de EEUU al anunciar que cerró el último trimestre del año con un beneficio de 4.830 millones de dólares, un 47% más. En los últimos tres meses del año ingresó 26.700 millones, lo que supone un incremento del 13% frente al mismo periodo de 2009. Ambos márgenes han sido mejores de lo que esperaban los analistas.
Las menores dotaciones, pero también el repunte de las fusiones y adquisiciones de empresas, junto a otras actividades en el negocio de la banca de inversión, como las emisiones de deuda, explican este impulso para el banco que capitanea Jamie Dimon, que ha sido el único de los grandes de Wall Street que ha conseguido ser rentable a lo largo de la crisis financiera.
Pero los resultados del segundo mayor banco de EEUU por activo también muestran puntos débiles, como el negocio hipotecario, pese a que las ejecuciones y la morosidad han mejorado, el coste del crédito continúa siendo “anormalmente elevado” y es un “lastre significativo” para sus ingresos, en palabras del propio Dimon. También, el impago de la deuda vinculada a las tarjetas de crédito, aunque la morosidad ha mejorado del 8,35% del tercer hasta el 7,51% de octubre y noviembre.
El mejor comportamiento de estas líneas de negocio ha permitido al banco estadounidense reducir las provisiones para posibles pérdidas crediticias hasta los 3.000 millones de dólares, por debajo de los 3.200 millones del tercer trimestre, y menos de la mitad de los 7.300 millones del año anterior.
Citigroup será el próximo gran banco en hacer públicas sus cuentas. Será el martes. Un día después le tocará el turno a Goldman Sachs, que ha revelado que en 2008 registró unas perdidas 13.500 millones de dólares, en lugar de 8.500 millones, según informa Financial Times, para cumplir con su promesa de ser más transparente.