El Gobierno británico negocia con algunas de las principales entidades bancarias del país, varias de ellas bajo su control, que concedan hasta 200.000 millones de libras (236.000 millones de euros) en créditos comerciales, a cambio de que no se renueve el impuesto extraordinario a los salarios variables (bonus) de los ejecutivos, fijado el año pasado.
El ‘Proyecto Merlin’, que es el nombre que han tomado estas conversaciones, se inicia tras el escándalo que ha supuesto en las Islas la retribución de algunos ejecutivos. El presidente del Royal Bank of Scotland (RBS), Stephen Hester, recibirá por ejemplo un bonus de 2,5 millones de libras, a pesar de que la entidad está controlada por el Estado. Al mismo tiempo que se mantienen estas primas salariales, la Administración Cameron ha promulgado un agresivo programa de recortes de gastos, con la reducción de 200.000 puestos de trabajo públicos.
El Proyecto Merlin está liderado por Barclays, junto a HSBC, RBS y Lloyds. Las conversaciones deben concluir para el 23 de enero. Santander UK, filial británica del grupo español, está desligado de ellas, aunque ha mostrado al Gobierno su apoyo en posibles medidas para aumentar el flujo de crédito. Así, el grupo presidido por Emilio Botín ha entablado “conversaciones bilaterales” con el Tesoro británico para negociar los créditos que reclama el Ejecutivo, según han señalado fuentes de la entidad a EL BOLETÍN.
Según declaraciones de un portavoz del Santander en Reino Unido recogidas por EFE, el banco español apoya “plenamente” los esfuerzos del Gobierno en apoyo de la recuperación económica y está “comprometido a hacer lo que está de su parte”. El Santander aumentó durante los nueve primeros meses del 2010 un 23% los créditos a la pequeña y mediana empresa y un 3% los hipotecarios además de suscribir una de cada cinco nuevas hipotecas en el Reino Unido.
“En cuanto al tema de las primas”, señala el portavoz,” es algo que no nos afecta directamente porque el Santander es sobre todo un banco minorista y los pagos de primas están significativamente por debajo en nuestro caso que los de nuestros competidores”. El Standard Chartered también abandonó ya antes de Navidades el grupo de bancos que negocia este proyecto.