La propiedad privada, único elemento de debate trascendental en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba

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La propiedad privada, único elemento de debate trascendental en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba

Esta semana, los analistas políticos que acostumbran a estudiar la compleja realidad de Cuba parecen estar de acuerdo en algo: la única incógnita que tendrá que resolver el VI Congreso del Partido Comunista es el modelo de propiedad privada que la jerarquía de la isla está dispuesta a admitir. Hay dos opciones, el chino o el ruso. Todo lo demás es un humo mezclado con fuegos artificiales.

Quienes defienden esta opinión aseguran además que no hay ningún otro punto ni nuevo ni de igual relevancia en el grueso de las propuestas para el debate que contiene el documento de 32 páginas, denominado ‘Proyecto de Lineamientos Económicos’, que Raúl Castro presentó el pasado lunes 8 de noviembre como antecedente de las resoluciones que deben adoptarse en ese cónclave.

El primero que se celebra en 13 años y que parece haber sido convocado con el único objeto de sancionar, de modo más o menos solemne, algunas resoluciones previamente adoptadas sobre las que pivotará en el futuro el eventual desmantelamiento del castrismo. En la raíz del proyecto estaría la elección de un modelo concreto de propiedad privada compatible con el mantenimiento del socialismo, según se explica en algunos ambientes empresariales cuyos miembros mantienen intereses en la isla. Y, salvo sorpresas, las dos opciones que estarían sobre la mesa se corresponden con las dos soluciones clásicas adoptadas a lo largo de la historia por los dos grandes regímenes de partido único y economía centralizada, el ruso y el chino.

Pistas. El documento de debate no aporta demasiadas pistas al respecto. La referencia fundamental que hay en el texto liga en primera instancia el asunto a la necesidad de resolver el déficit habitacional que padece la isla cifrado, según algunas estimaciones paraoficiales, en más de 1,1 millones de viviendas. En concreto se habla de la necesidad de aplicar fórmulas flexibles para la permuta, compra venta y arriendo y luego se matiza que no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas o naturales. La mezcla parece indicar que se va a elegir el modelo chino, que consiste en admitir la pequeña propiedad privada y, precisamente, bloquear la concentración de la posesión de bienes en pocas manos y muy concretas.

La opción contraria, la rusa, que precisamente optó por la concentración inicial de esta propiedad y las privatizaciones dirigidas que entregaron los medios de producción a la antigua nomenclatura comunista, reconvertida en los magnates actuales estaría eliminada aparentemente. Sin embargo, nadie se decide a asegurarlo porque quizá se usen las dos vías, una para las pequeñas explotaciones agrarias y los inmuebles destinados a usarse como vivienda y otra para los medios de producción.

El problema es que sin la regularización de la fórmula o fórmulas de esta propiedad privada la transición hacia un sistema controlado de economía de mercado, sencillamente no parece factible, ni tampoco otros proyectos como, por ejemplo, la posibilidad de realizar finalmente los más que anunciados complejos residenciales con campos de golf para propietarios internacionales, o poner en marcha algún tipo de sistema de financiación hipotecaria.

De momento, la jerarquía cubana parece haber intentado esconder en una maraña de efemérides, el hecho fundamental de la poca importancia que le ha concedido a la organización comunista en los últimos años. De hecho, el Congreso que ahora se anuncia ha sido aplazado una y otra vez sin que esa eventualidad haya supuesto nada especial en lo referente a la toma de decisiones políticas o estratégicas realizadas en estos tiempos.

También se contempla el asunto de la unificación de las dos monedas oficiales, un tema que el documento define como complejo y necesitado de una preparación “rigurosa”. Consideraciones eufemísticas que esconden el hecho de que mientras los sueldos se pagan en pesos cubanos, la mayor parte de los bienes importados, ya incluso algunos de primera necesidad, se deben comprar en pesos convertibles, la moneda dura del país, conocida como CUC, que cotiza a 28 pesos cubanos por unidad. El peso convertible mantiene una cotización fija contra el dólar pero fluctúa con el euro.

El Proyecto de Lineamientos de la política económica y social del PCC, que debe ser debatido en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba convocado por el presidente cubano, Raúl Castro, para el próximo mes de abril, ha sido puesto a la venta en los establecimientos de correos y en los estanquillos del país. El documento enmarca los elementos a analizar por el Congreso sobre el modelo de gestión económica y las políticas monetaria, cambiaria, fiscal y de precios.

Raúl Castro ha convocado este cónclave 13 años después de celebrarse el último Congreso del Partido Comunista de Cuba, PCC. Con la intención de promover la participación de la población civil, se ha puesto a la venta el documento, que incorpora las líneas de discusión que van a ser debatidas. El texto reúne reformas emprendidas por Raúl Castro como la reducción del aparato estatal, ampliación del sector privado, acceso al crédito, descentralización de la agricultura, inversión extranjera, eliminación de subsidios (incluso la libreta de abastecimiento) y de la doble moneda que circula desde 2004 y afecta el poder de compra de la población.

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