Los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los países que conforman el G-20 han iniciado hoy en la localidad de Busan, Corea del Sur, una reunión que pretende lograr un consenso para reforzar el sistema financiero en medio de la incertidumbre que despierta la crisis de deuda soberana que atraviesa la eurozona. El encuentro se realiza veinte días antes de la reunión oficial que mantendrá el Grupo en Toronto.
Está previsto que entre el viernes y el sábado los responsables financieros del G-20 traten sobre la reforma financiera y de cómo estrechar la cooperación en sus políticas macroeconómicas. En este sentido, se debatirá la posibilidad de imponer un impuesto bancario global que permita recaudar fondos para eventuales rescates en un futuro. En este punto no existe una convergencia absoluta, ya que países como Canadá y Australia, cuyos bancos no han sentido la crisis, se oponen a esta posible la normativa global. Japón tampoco está de acuerdo con esta medida, pues ya impuso una parecido a escala local.
Los Bancos Centrales de G-20 han calificado la reacción de los inversores a la actual crisis de la deuda como un obstáculo para la subida de las tasas de interés, anunciando no obstante, en la reunión de Busan, que van a retrasar la retirada de los estimulos de emergencia.
Por su parte, los economistas consideran que los Bancos Centrales ven como el mayor peligro para la recuperación la posible disminución de los préstamos bancarios, congelando los mercados como ya ocurrió en 2008. Los expertos ahora esperan que el BCE retrase hasta el segundo trimestre del año que viene la subida del interés de referencia, en vez de hasta el primer trimestre, tal y como era de esperar. En este sentido, el Banco de Australia ya anunció que mantendrá su tipo de interés en 4.5% por los menos otro trimestre más.
