El multimillonario magnate de la construcción, en uno de sus peores momentos de campaña, sitúa ambos hechos en el periodo en que su rival dirigió el Departamento de Estado Donald Trump ha pronunciado hoy un durísimo discurso de contraataque contra su rival por la Presidencia, la virtual nominada demócrata Hillary Clinton, a la que calificó como una política corrupta. Estas palabras del multimillonaro magnate llegan en un momento crítico para el republicano que ha caído en las encuestas.
Además, se enfrenta a nuevas amenazas de división en las filas republicanas, el estado financiero de su campaña quedó cuestionado este martes con la publicación de datos oficiales sobre lo recaudado frente a la de Clinton; y ayer la exsecretaria de Estado atacó las propuestas económicas de Trump mientras presentaba las suyas. De una forma que, a juzgar por la reacción del magnate de la construcción, ha debido ser bastante efectiva.
Así, las supuestas credenciales de éxito empresarial de Trump fueron puestas en entredicho por Clinton que intentó demoler al multimillonario en uno de los pocos ámbitos en los que, según las encuestas, obtiene mejor percepción que ella.
Y como respuesta haciendo gala del estilo que le ha caracterizado en su ascenso hacia la nominación Trump ha acusado hoy a Clinton de haberse enriquecido ilícitamente durante sus años en el Departamento de Estado. «Hillary Clinton es la persona más corrupta que ha buscado la presidencia de Estados Unidos», ha señalado el empresario que ha rematado con un contundente: «Debe ir a la cárcel».
Así, según el neoyorquino, Clinton habría dirigido «el Departamento de Estado como su propio fondo de inversión, haciendo favores a regímenes opresivos y realmente, muchos, muchos otros, a cambio de dinero en efectivo». Pero además, acusó a al exsecretaria de Estado de ser la responsable de «desestabilizar Oriente Medio prácticamente ella sola».
En este sentido, Trump señaló que Daesh «nos amenaza hoy por las decisiones que Hillary Clinton tomó». Pero aún habría más y es que, según su versión, «Clinton quiere traer a gente que cree que las mujeres deberían ser esclavizadas y los gays ejecutados», en referencia a la postura de esta de acogida hacia los refugiados.
Una estrategia que es más que cuestionable que pueda rendir sus frutos en unos momentos en los que, al pivotar la campaña hacia la contienda presidencial, se supone que los candidatos deberían intentar conquistar al votante de centro. Pero que al menos ha servido para despejar una incógnita: después de que Trump anunciase este lunes la salida de su anterior jefe de campaña, Corey Lewandowski, el tono no va a cambiar. Y es que por si a alguien le quedaba alguna duda, su único estratega de campaña parece ser él mismo.
