El ministro de Finanzas alemán vuelve a la carga acusando a Syriza de haber destruido en apenas unas semanas “toda la confianza” conseguida en los últimos años por Nueva Democracia. Apenas unas horas después de que la canciller alemana, Angela Merkel, invitase al nuevo primer ministro griego, Alexis Tsipras, a Berlín el próximo lunes para tratar de zanjar o por lo menos minimizar las tensiones surgidas recientemente entre ambos países, el ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schäuble, volvió a protagonizar unas polémicas declaraciones refiriéndose al país mediterráneo.
Según informan los medios helenos, Schäuble sostuvo durante una conferencia celebrada en la capital alemana que “el nuevo Gobierno griego ha destruido toda la confianza que se había conseguido en el pasado” durante estas semanas en el poder, y explicó que “la razón para los problemas de deuda de los griegos se encuentra en que el país vivió muy por encima de sus posibilidades” durante los años anteriores a la crisis.
El ministro de Finanzas alemán ha demostrado así que no pretende suavizar su tono cuando tenga que hablar del nuevo Gobierno de Grecia, que lidera el partido izquierdista –y contrario a la austeridad promovida desde Berlín- Syriza desde que el pasado mes de enero ganase las elecciones generales.
Schäuble y su homónimo griego, Yanis Varoufakis, ya se enzarzaron en el Ecofin de la semana pasada, cuando el ministro de Finanzas alemán comentó jocosamente ante los medios de comunicación presentes que ya le había trasladado al griego que era “estúpidamente naif” con los periodistas.
Entre risas, Schäuble vertía el comentario a propósito de la entrevista que el ministro griego mantuvo previamente con el italiano Corriere della Sera. Ese mismo fin de semana, el rotativo italiano había publicado una entrevista con Varoufakis en la que éste aseguraba que Syriza podría plantearse la salida del euro en un referéndum, algo que el propio Varoufakis se apresuró a desmentir poco después.
A continuación, el titular de la Hacienda teutona se despachó a gusto utilizando hasta cuatro veces la palabra Troika, que ahora se considera desterrada en Bruselas por mera cortesía hacia los griegos. Y coronó su intervención afirmando con evidente desprecio que Varoufakis era el único tipo en toda Europa que pensaba que no se había perdido el tiempo en las últimas semanas.
Tan pronto como sus declaraciones llegaron a Atenas se desencadenó una salida en tromba de los miembros del Gobierno heleno, en una escalada de reacciones cada vez más subida de tono, hasta que este lunes la propia Merkel quiso poner un poco de orden invitando a Tsipras a Berlín; invitación que el mandatario heleno aceptó casi de inmediato.
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Schäuble ‘calienta’ la reunión entre Merkel y Tsipras
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