El combustible fósil más sucio, el lignito, es la segunda energía más importante de la industria germana. Las energías renovables han suministrado el 26% de la energía de Alemania durante el 2014, liderando así el abastecimiento del gigante europeo, según revela un estudio realizado por Agora Energiewende, una ‘think-tank’ de Berlín.
De hecho, este tipo de explotación sostenible ha crecido un 2% respecto del año anterior y ha multiplicado por ocho su aportación desde 1990. “Es la primera vez en la historia que las renovables han sido la principal fuente de producción de energía”, ha celebrado la think-tank.
Aun así, el lignito, el combustible fósil más sucio, sigue siendo la segunda fuente energética más importante del país, contribuyendo en un 25,6% al suministro energético alemán del año pasado, un 0,2% más que el ejercicio anterior.
Del mismo modo, el carbón sigue teniendo un peso importante en la industria, aunque haya caído en los último 12 meses del 19,2% al 18%. Y es que, “el carbón y el lignito aún dominan el mercado energético porque son baratos”, ha señalado Mujtaba Rahman, el director de análisis europeo de Eurasia Group, una consultora de riego.
Por detrás de estos se encuentran la energía nuclear, que desaparecerá en 2022, tal y como anunció la canciller Ángela Merkel tras la catástrofe de Fukushima, y el gas, que aporta un 9,6%, un 1,1% menos que año anterior.
Sin embargo, la energía sacada de este tipo de combustible no parece que vaya a reducirse, según Rahman, quien señala que el gas “seguirá siendo necesario en el futuro”, a pesar de que contamina menos que el lignito.
El estudio también revela que las emisiones de gases de efecto invernadero se han reducido a 301 millones de toneladas durante el 2014, consiguiendo el nivel más bajo desde 2009.
Las principales causas, según los expertos, fueron, por un lado las temperaturas moderadas que vivió el país el pasado año, que supuso una caída en el uso de la calefacción, y por otro una mayor eficiencia energética y el un aumento del peso de las renovables.
Y es que, el peso de la energía sostenible debe seguir creciendo, hasta alcanzar el 60% en 2035, como parte del ambicioso plan de Ángela Merkel, conocido como Energiewende.