De acuerdo a los datos de la Oficina Estadística europea, los residuos domésticos suponen el 54% del total de desperdicios alimentarios, lo que equivale a 72 kilogramos por habitante. El 46% restante son residuos generados en sentido ascendente en la cadena alimentaria.
En concreto, el 19% en la fabricación de productos alimenticios y bebidas (25 kg por habitante), el 11% en restaurantes y servicios de alimentación (15 kg por habitante), el 8% en la venta minorista y otras formas de distribución de alimentos (11 kg por habitante) y el 8% en la producción primaria (10 kg por habitante).
Por países, Portugal se sitúa a la cabeza, con 185 kilogramos. A continuación están Noruega (165 kg), Malta (162 kg), Bélgica (151 kg), Irlanda (145 kg) y Francia (139), la misma cifra que Italia.
Por debajo de la media de la UE, los citados 132 kg, Alemania y Países Bajos (ambos con 129 kg), Polonia (123 kg), Finlandia (109 kg), Croacia (72 kg) o Eslovenia (71 kg). En el caso de España, Eurostat no dispone de datos al respecto.