La elevada deuda fue el principal lastre de la compañía catalana el año pasado, que se ha visto muy penalizada en 2022 por las subidas de tipos de interés. Aunque se depreció un 35% en el acumulado anual, sus títulos han remontado un 40% desde los mínimos que marcó en el pasado mes de septiembre.
La empresa acumula una deuda financiera neta que supera los 9.300 millones y baraja varias opciones para reducirla, entre ellas la venta de filiales, con el objetivo de recabar unos 2.000 millones de euros, según informó recientemente el diario Cinco Días.
Entre las posibles desinversiones figura el negocio en China o el área de diagnóstico, aunque también se estaría planteando la opción menos probable de dar entrada en su capital a fondos de capital riesgo.
Pese a la fuerte corrección de Grifols en 2022, las casas de análisis siguen confiando en el valor y le otorgan un potencial de revalorización del 56%.