Por delante de España se situaron, Grecia (-18,7 por ciento), Estonia (-18,1 por ciento) y Luxemburgo (-17,9 por ciento), mientras que los países en los que se observaron las menores caídas fueron Irlanda y Lituania (-2,6 por ciento), Hungría (-1,7 por ciento) y Malta (1 por ciento).
Así, todos los Estados miembros del bloque redujeron sus emisiones de CO2 durante 2020 y la disminución media en el conjunto de la Unión Europea fue del 10 por ciento.
Además, los datos de Eurostat señalan que las emisiones de CO2 en España representan el 8,2 por ciento de todas las de la UE. Alemania es el socio con mayor peso en este sentido (un 25 por ciento de todas las emisiones comunitarias son suyas), seguido de Italia (11,7 por ciento), Polonia (11,5 por ciento) y Francia (10,8 por ciento).
Por el contrario, las emisiones de dióxido de carbono de Malta apenas representan un 0,1 por ciento del total, las de Chipre un 0,2 por ciento, las de Luxemburgo un 0,3 por ciento, las de Lituania un 0,5 por ciento y las de Estonia un 0,6 por ciento.
Tras conocer los resultados de Eurostat, la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha celebrado este viernes la reducción de emisiones de dióxido de carbono registrado en España y «en todas partes» durante 2020, pero pide tener «cautela» porque en parte este descenso se debió a la coyuntura de la pandemia del coronavirus.
Ribera ha señalado que las emisiones como «en todas partes» también cayeron en España, que se sitúa como el cuarto país de los Veintisiete donde más cayeron las emisiones de CO2. «Este dato hay que tomarlo con cautela», ha advertido.
En ese sentido, ha manifestado que «una muy buena parte» de esa reducción es «imputable» a la reducción de la generación de electricidad a partir de la quema de carbón y eso, según subraya es un cambio estructural que «se queda consolidado probablemente» en el sistema.
Sin embargo, avisa de que «no ocurre lo mismo» con la otra reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero, que se atribuye a la reducción de la movilidad a consecuencia del confinamiento para frenar la pandemia del conronavirus.
La ministra señala que el sector transporte ha reducido las emisiones en el año 2020, pero «muy probablemente lo ha hecho como consecuencia de las medidas de restricción de movilidad» que se han mantenido «durante este año».
Por ello, alerta de que «no puede pensarse que esta sea una pauta que, sin cambios adicionales, pueda mantenerse en el tiempo». Por ello, considera que de cara al «esfuerzo» que hay por delante «lo más significativo es ser capaces de incorporar nuevos hábitos en movilidad».
En concreto, se ha referido a la importancia que tiene, «sobre todo en áreas urbanas y metropolitanas» buscar las opciones menos emisoras, las opciones no motorizadas, el transporte público y, en el supuesto de tener que recurrir a opciones motorizadas, optar por vehículos no emisores, es decir, vehículos eléctricos.
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